jueves, abril 25, 2024
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‘Madrid Opina’ con libertad, pluralismo y rigor

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Participé este último martes en Telemadrid en el debate semanal Madrid Opina, que dirige, con la calidad y eficacia de la experiencia, uno de los grandes conductores de televisión, el periodista Ernesto Sáenz de Buruaga, y fue una experiencia muy gratificante por varias razones: la primera, el programa mismo y encontrarse formando parte, desde luego como el menos importante, pero dentro al fin y al cabo de un grupo tan excelente de periodistas y expertos, algunos viejos compañeros y otros que son todo un descubrimiento de excelencia periodística. En el capítulo de los clásicos, que Carmen Tomás es una fuera de serie del periodismo económico lo sé de antiguo y sólo pude constatar que mantiene su extraordinario nivel y su rigor periodístico. Y qué decir de José García Abad, el animoso presidente del Grupo Nuevo Lunes y ejemplo de unos planteamientos con sesgo pro socialista pero efectuados siempre desde el rigor económico, la moderación y el espíritu de consenso. En la tertulia de este martes, la guinda de la excelencia correspondía sin duda al extraordinario nivel intelectual y rigor científico del profesor Juan José Toribio, director del IESE Madrid y hombre de planteamientos profundos y ejemplarmente liberales.

Ponían el entusiasmo doctrinario socialista el catedrático de Ciencias Políticas de la Complutense Antonio Elorza, y con ardor quizá excesivamente militante la periodista Karmentxu Marín, que se enzarzó varias veces en una intensa confrontación dialéctica con Carmen Tomás, en mi opinión con visible ventaja argumental para esta última. Y fue para mí un gran descubrimiento la periodista Carmen Morodo, adjunta a la dirección del periódico La Razón y polemista rigurosa y extraordinariamente convincente. Los demás hicimos un poco de amigables compañeros de tertulia.

Otra parte gratificante de la experiencia ha sido comprobar, por ese pequeño indicador que son las llamadas recibidas tras el mismo, la extraordinaria audiencia del programa, debida sin duda al éxito que, desde muchos años atrás y en bien diversos formatos, siempre deduce la calidad profesional de Sáenz de Buruaga, pero que también dice mucho de la sintonía alcanzada por Telemadrid, en la etapa de Manuel Soriano, con muy amplios y plurales sectores de opinión de la Comunidad de Madrid. Temas como la reforma laboral en perspectiva, la reciente huelga de funcionarios y la preparación de la huelga general anunciada por los sindicatos fueron muy debatidos, y personalmente me permití sacar al debate el riesgo, que entiendo cierto y creciente, de que se pueda llegar a la suspensión de pagos del Reino de España, con todo lo que ello significaría y deduciría para empresarios, trabajadores y el conjunto de la ciudadanía. Se pudo comprobar que el riguroso Juan José Toribio, aún con todas las cauteles lógicas, no veía disparatada ni imposible la estremecedora hipótesis.

Otros temas de la tertulia, como la polémica en torno al Ejército y las tradiciones religiosas, fueron, pienso, de menor interés, aunque dieron ocasión al catedrático Antonio Elorza de exhibir un intenso radicalismo, eso sí, con innegable calidad argumental, porque el que sabe, sabe.

En tan atractivo y plural ambiente hubiera sido sugerente, o por lo menos curioso, haber contado con alguno de esos personajes curiosos que configuran el lado pintoresco y menos riguroso de la política española, al estilo de los Corbacho o Moratinos, y entre los que probablemente destaca el peculiar presidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, que siempre es fuente de noticias curiosas. Ahora, por ejemplo, sabemos por Revilla que José Luis Rodríguez Zapatero tiene intención de aguantar al frente del Ejecutivo «hasta el final y pase lo que pase». Así que ya sabemos por Miguel Ángel Revilla que, como a la puerta del infierno, habrá que dejar toda esperanza de regeneración y retorno a la racionalidad, al menos a corto plazo, de la vida política española, aceptado como está a estas alturas, por casi todos, incluso por algunos de sus compañeros de partido, que Rodríguez Zapatero es la parte esencial del problema de esta hora de España, tan distinta y peor de todas las precedentes desde la Transición. «Mírame a la cara. Yo aguanto hasta el final pase lo que pase. Ya no es una cuestión de partido o de que llegue a las elecciones tocadísimo o desprestigiado», leo, debidamente aterrorizado, que ha relatado Revilla que le dijo el propio Rodríguez Zapatero. Pues apaga y vámonos.

Carlos E. Rodríguez

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