Nuestro querido país me produce una gran ternura. Cada día tiene su anécdota curiosa que permite seguir sintiéndote vivo. Por ejemplo, recientemente nuestro presidente ha declarado que: “en breves semanas” se presentará un proyecto de reforma fiscal dirigido “a los que más tienen”.
Debo decir que la frase me ha perturbado por los dos conceptos entrecomillados.
Verán: si existe en el mundo un hombre capaz de abreviar las semanas y hacerlas de seis días máximo, ese es nuestro presidente. Si se lo propone, al final lo conseguirá. Para ello prometerá y pactará con quien sea y lógicamente saldrá su proyecto de semana breve o corta. No importan las razones. Es una cuestión de estilo.
En dicho proyecto es muy posible que se supriman los lunes. Se realizará una encuesta y fácilmente será el día señalado como el más odiado. Es más, creo que yo también votaría a favor.
El aspecto preocupante para mí es que, gracias a la benevolencia de ustedes y de los jefes de ESTRELLA DIGITAL, llevo ya cincuenta artículos que se vienen publicando los lunes y los jueves de cada semana llamémosla tradicional. Son mis bodas de oro y uno es un sentimental. Incluso les he tomado cariño a todos ustedes. ¿Qué ocurrirá en el tipo de semana denominada breve y que posiblemente carecerá del lunes? Eso es algo que ignoro y me agobia. Aunque comprendo que todo ello es egoísmo si lo comparo con el bien común y el estilo surrealista que nos preside.
Pero lo que merece un cero patatero en marketing es eso “de los que más tienen”. Si hay que sacar dinero a determinada gente lo mejor es halagar. Está claro que Zapatero no ha visto la película Pretty Woman, en la cual se hace una perfecta descripción de cómo tratar estos asuntos: hay que hacer la pelota.
Para ello nada mejor que crear un elegante Club Gold o algo parecido que distinga a sus miembros con una insignia y una pegatina para el coche. Perdón, coches. También se puede estudiar la posibilidad de celebrar el día del Gold con una corrida de toros o algo similar que debería ser inmortalizada por la revista ¡Hola!
El Club Gold, que nace con una expectativa de 4.600 miembros según filtraciones, puede llegar al doble contando con esta estrategia y la vanidad de muchos españolitos que desean significarse de la plebe, lo cual les sale carísimo entre ropas, fiestas, clubes, chalets, viajes, coches, peluquerías, operaciones, yates, decoraciones y demás signos externos. Todo eso cuando no tienen que pagar a un asesor de relaciones públicas que nos recuerde, periódicamente, lo estupendos que son.
Un simple pago a Hacienda y una vistosa insignia lo resolvería todo. Lo aseguro: habrá voluntarios. De paso dejaríamos atrás expresiones anticuadas como esa lamentable y rancia “los que más tienen”, totalmente inapropiada en pleno siglo XXI.
Paco Fochs