Jaime Mayor Oreja no va a cambiar de idea. Son muchos años diciendo que Zapatero y ETA son una especie de unidad de destino en lo universal y el argumento no va a variar a estas alturas. Para él, la banda terrorista y el presidente del Gobierno son «una suma de empresas cuyo objetivo es acabar con el PP». Son palabras que repite desde hace cuatro años como un mantra porque las cree firmemente. Por el camino, y siempre según su lógica, esa alianza ha obtenido premios como el Estatuto de Cataluña y la apuesta del PNV por la autodeterminación. Son sólo dos ejemplos.
Lo decía antes del proceso de diálogo y después de que todo saltara por los aires con el asesinato de Diego Armando Estacio y Carlos Alonso Palate en el aeropuerto de Barajas. No se va a cortar por mucho que Zapatero y Sarkozy estén juntos de luto por el primer muerto en suelo francés. Suena fuerte pero él siempre se lo ha explicado en tono bondadoso a cuanto periodista quisiera escucharlo. Ante el interlocutor casi siempre boquiabierto, él argumentaba con voz calmada que se trata de «cambiar España» en todos los sentidos. En el mapa político -con un PP desaparecido- y en el territorial -sin unidad nacional-. Según él, los terroristas quieren destruir España. Zapatero se conforma con debilitarla.
Sus compañeros de partido cabecean cuando se les pregunta por los excesos del ex ministro del Interior pero siempre se resisten a desautorizarlo. Rajoy tampoco ha querido hacerlo hoy. De esta forma, el PP ha perdido la oportunidad de demostrar que la bronca sobre la negociación con ETA es cosa del pasado. Que Mayor Oreja se ha quedado solo y que nadie piensa igual que él. El único que ha hablado claro, como siempre, es Antonio Basagoiti. Él sí que se ha quedado solo ateniéndose a los hechos. Ve a Zapatero «en la derrota de ETA», a la Ertzaintza con las «pilas puestas», sin carteles por las calles ni subvenciones a Batasuna. ¿Ningún dirigente del PP nacional va a echarle una mano?
Luz Sanchis