jueves, marzo 28, 2024
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Sin Mayor filtro que el del escroto

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No son los pilares de la Moncloa los más afectados por el terremoto con epicentro en la rajada de Mayor Oreja. Donde el seísmo ha causado verdadera conmoción es en la propia arquitectura que sostiene en la actualidad al Partido Popular del País Vasco. A Mayor le ocurre en Euskadi, lo que a Aznar en España: que, como ya no manda lo que querría mandar, se permite a veces decir cuanto le brota de salva sea la parte sin mayor filtro que el del escroto.

Los que lideran hoy el PP vasco marcan distancias. Ahora es Oyarzabal el que pide prudencia a Mayor, mayor prudencia se entiende. Antes fue Basagoiti que, para evitar palabras mayores y preservar su pacto con Patxi, tuvo que salir en defensa de los socialistas y proclamar a los cuatro vientos que el Gobierno persigue «la derrota de ETA». Con amigos como éste, no le hacen falta enemigos al bueno de Antonio.

Que Mayor Oreja haya sido un buen ministro del Interior y que merezca todo nuestro respeto y admiración por su denodada y arriesgada lucha contra el terrorismo no lo autoriza, en lo moral, a dejarse guiar hoy por la imprudencia. Aún cuando llevase razón al asegurar que el Gobierno negocia con ETA -extremo que el periodista que escribe estas letras no puede ni confirmar ni desmentir-, parece obvio que ni las formas ni el momento ni el lugar del anuncio se antojan los más oportunos.

En círculos próximos a la actual dirección regional del partido se preguntan inevitablemente -la duda asalta- si Mayor Oreja hubiese dicho lo mismo y del mismo modo si fuese María San Gil, en vez de Basagoiti, quien estuviese prestando su apoyo al Gobierno de Patxi López en el País Vasco. Si a ella la hubiese puesto en el mismo aprieto.

Dice Oyarzabal que Mayor «no está al cabo de la calle en la política vasca». La afirmación es quizá exagerada, pero los hombres de Basagoiti se están viendo obligados a salir a la palestra para compensar el nulo o escaso apoyo que desde Madrid están recibiendo en este asunto. «Hay que escucharle», dice Rajoy; «hasta ahora siempre ha tenido razón», apostilla Aznar; «suele acertar», remata Aguirre. Palabras que poco o nada contribuyen a rebajar la tensión y a fortalecer esa alianza que, como ninguna otra antes, propicia que soplen en el País Vasco verdaderos aires de libertad.

El Gobierno socialista ha querido disolver la polvareda que ha levantado el carruaje de Mayor Oreja sin dejar al Gobierno vasco a los pies de los caballos y con una efectista reforma de la ley electoral para evitar que la izquierda abertzale trote o galope por los ayuntamientos. Hace falta que el so de los socialistas detenga esta vez a las caballerías y, a diferencia de lo que ocurrió hace no mucho tiempo, haya verdadera voluntad de apartar a los bandoleros que pueda encontrarse la caravana en su camino hacia una tierra libre y en paz.

Armando Huerta

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