miércoles, abril 24, 2024
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Matas y los demás

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El auto del juez que establece una fianza de tres millones de euros, exactamente la que pedía el fiscal, para que Jaume Matas evite su encarcelamiento revela la gravedad del asunto. Se le imputan, después de diversos procedimientos contra altos cargos de su Gobierno, doce delitos de corrupción y el juez, convencido al parecer de que la materia delictiva es evidente, se permite el recurso verbal de asegurar que da la impresión, o que él la tiene, de que el ex presidente de Baleares «ha venido a burlarse de los simples mortales». A lo que ciertamente había venido desde los Estados Unidos, en donde residía hasta ahora, es a enfrentarse con las consecuencias de una investigación minuciosa que ha puesto de manifiesto las irregularidades por las que ahora está imputado.

Más allá de los afanes literarios o retóricos del magistrado, la lamentable situación de Matas ha despertado, precisamente criticando al PP, la contundencia del resto de partidos en la condena de la corrupción. Suele ocurrir siempre lo mismo, sea cual sea la afiliación del protagonista. Los suyos, con declaraciones sobre la conveniente tolerancia cero en estas cuestiones, se cuidan muy mucho de adelantarse a las resoluciones judiciales y de preservarse de que, siendo ágiles en desechar lo podrido, se acentúe la sensación de corrupción o se levanten disidencias internas entre lo que quieren estar siempre, pase lo que pase, del lado de sus compañeros. O por otros motivos que, en el marco del miedo escénico, se me escapan. Al mismo tiempo, los demás se lanzan al ruedo, piden más contundencia al partido adversario que se ve afectado, ensayan respuestas con las que quede claro que los problemas nada tienen que ver con ellos. Pero cuando tienen que ver -y vamos viendo que la corrupción está generalizada sin relación a las ideologías- se vuelven las tornas y se cambian los papeles. Siempre lo mismo.

Que el PP, además de otros que siguen su curso judicial, tenía un problema en Baleares es una evidencia. El propio partido, no sin dificultades de todo tipo, ha venido queriendo dar un vuelco en la dirección regional y olvidar a quienes mandaban en el partido hasta hace muy poco. Ahora trata de marcar distancias, lo que a unos les parece suficiente y a otros no. Pero entre lo que ahora se han puesto a exigir rigor y limpieza se pueden desgranar largas listas de asuntos similares, sean de menor o de mayor importe. No deja de tener su aquél, como simple ejemplo del ambiente, que el portavoz del Gobierno balear pida ahora más contundencia al PP cuando no la ha tenido con sus socios y, cuando ya tuvo que desprenderse de ellos, siguió negociando con los mismos la Mesa del Parlamento.

Como el mal y la hipocresía con el adversario son generales convendría, sin dejar de exigir responsabilidades, que se trata el tema también de modo general. Es preciso revisar los sistemas de control, especialmente relajados en las comunidades autónomas, desde la contratación pública a los tribunales de cuentas, dotar de medios a la fiscalía y a los juzgados para la persecución de estos delitos, revisar el Código Penal, etc. La legislación eficiente no anula la corrupción, pero sirve para limitarla porque cierra agujeros y reprime adecuadamente. Porque si no, seguirá la tibieza de los ciudadanos que está basada no en la laxitud moral sino en el convencimiento de que todos son iguales.

Germán Yanke

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