Como ustedes saben, el Valle de los Caídos permanece cerrado. Oficialmente, por obras. Otras versiones, sin duda interesadas, apuntan a posibles resurrecciones, ya que estamos en fechas propicias a tales fenómenos. Las consecuencias de ello son un ejercicio de ciencia-ficción muy utilizado por plumas mucho más ilustres que la mía. Pero uno también tiene su tesis y la voy a exponer con enorme respeto a los vivos y muertos y basándome en la técnica con la que se han completado muchas óperas y sinfonías: los llamados «leitmotiv». Es decir, los rasgos o temas principales del personaje y su entorno.
En este sentido, el carácter de Franco tenía una característica dominante: su pragmatismo. Aunque no hay que olvidar su disciplina así como su austeridad material y sentimental. Recuerden su reacción ante la muerte de Carrero Blanco: «No hay mal que por bien no venga».
Así pues, nuestro Franco, una vez resucitado en la España de hoy, se dirigiría al Ministerio de Defensa, de donde saldría muy contrariado pues le había atendido una mujer que decía llamarse Ministro y además había comprobado que la tropa estaba formada en gran parte por soldados procedentes de la América Latina. Desde Simón Bolívar y lo que pasó, no le daban mucha confianza. Él prefería a los africanos.
Por ello pediría la pensión de Generalísimo y se retiraría al Pazo de Meirás. Allí pasaría unos meses hasta que los rigores invernales, las ciclogénesis explosivas y el entusiasta deseo de sus paisanos por conocer el viejo caserón, le aconsejarían trasladar su residencia a Marbella, donde el microclima es más benigno y existen facilidades para practicar la pesca y el minigolf.
Eso sí: cada sábado tomaría el AVE, como persona disciplinada, para acudir a su compromiso semanal en la tertulia política de La Noria. Con ello completaría su pensión. En dicha tertulia jamás participaría en opinión y mucho menos en debate, ya que no le interesarían los temas y, en cualquier caso, con su voz no podría destacar en tamaño guirigay. Pero sería un reclamo que aporta mucha audiencia.
Este tirón mediático se habría comprobado en un histórico programa de Mira quién baila, en el que habría participado, aconsejado por su nieta mayor, con una entrañable interpretación de Los Pajaritos, acompañado por María Jesús y su Acordeón, lo cual le habría permitido adquirir un yate con el que salía a pescar, con regulares resultados.
El pueblo español, curado de espantos y preocupado por su hipoteca, el crédito del coche y la compra de la tele, nunca le perturbaría en su resurrección, aunque de vez en cuando algo o alguien se pusiera nervioso con eso de la memoria histórica. Pero ni caso, ya que los jueces y fiscales estaban discutiendo entre ellos.
Casa, coche y tele eran las principales preocupaciones. Igual que cuando él gobernaba. La única diferencia es que ahora es un plasma de alta definición.
Paco Fochs