viernes, marzo 29, 2024
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Los últimos días del juez Garzón

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La campaña contra el juez Garzón cumple etapas según el horario previsto. «No llega a Semana Santa», me dijeron hace unas semanas fuentes de su entorno. No tiene pinta. Tras la decisión del Tribunal Supremo, que ayer convirtió al juez campeador en imputado por el caso de los cursos patrocinado por el Banco Santander en Nueva York, pronto llegarán a su destino los otros dos misiles lanzados contra el magistrado. En cuestión de días llegaremos al fin de la partida: la inhabilitación temporal del juez, su salida de la Audiencia Nacional. La victoria parece tan clara que los conspiradores ya están pensando en la siguiente jugada: en qué juez ocupará su plaza para instrumentalizar el ‘caso Faisán’ en un nuevo ‘GAL’ que hunda a Zapatero; en cómo aprovechar su salida de la Audiencia para cerrar el ‘caso Gürtel’ por la puerta de atrás del defecto de forma.

La decisión de ayer del Supremo es llamativa por varios motivos. A Garzón le acusan de cohecho y prevaricación por pedir unos fondos del Banco Santander para subvencionar dos cursos celebrados en el Centro Rey Juan Carlos I de España, de la Universidad de Nueva York (NYU), en el 2005 y el 2006, durante unos años de excedencia que el juez pasó en Estados Unidos. Entre las evidencias hay un documento bastante feo, una carta donde Baltasar Garzón pide ayuda a su «querido Emilio», don Emilio Botín para el resto de los mortales. Cinco meses después de volver de Nueva York, de nuevo en la Audiencia Nacional, Garzón rechazó una querella contra Botín.

¿Cometió cohecho y prevaricó Garzón? Cuando se entra en la letra pequeña, el caso es pelín más complejo. Primero, porque Garzón no cobró de ese dinero que pidió al Santander: la Universidad de Nueva York lo ha dejado claro con las cuentas de esos cursos, que se han presentado ante el Supremo. Segundo, porque Garzón no fue el único que rechazó esa querella contra el Santander: la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional y también el fiscal compartieron esa decisión. Y tercero, y más importante: si Garzón cometió un delito de cohecho también es culpable el señor Emilio Botín, al que ya tarda el Tribunal Supremo en citar a declarar como imputado (ja, ja, ja). Y si Garzón cometió prevaricación, es decir, tomó una decisión judicial a sabiendas de que era injusta, ya tarda la Audiencia en reabrir aquel caso contra el Banco Santander. No esperen de pie, que los milagros sólo llegan cuando el diablo trabaja.

Ignacio Escolar

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