viernes, abril 26, 2024
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De Zurbano a Zurbarán

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Cristóbal Montoro le puso el mismo empeño a la valoración de la reunión este miércoles en el Palacio de Zurbano, donde se cuece el soñado pacto de Estado -o «pequeños acuerdos», según quien describa sus contenidos- y que congregó este miércoles al Gobierno con el PP, que a una visita cultural al pintor místico Francisco de Zurbarán en cualquiera de las galerías cercanas, desde el Museo Thyssen al del Prado. El portavoz económico del PP se valió de la asociación semántica entre ambos nombres para relativizar el simbolismo del pacto, que tantos comentarios suscita. De Zurbano a Zurbarán… Así concluyó su valoración del encuentro con los tres comisionados del Gobierno el ex ministro de Hacienda del Gobierno de Aznar.

La prueba del algodón será el martes. El PP tratará de sacar adelante en el Congreso la toma en consideración de una proposición no de ley encaminada a reducir el IVA para la rehabilitación de viviendas y locales, desestimada en su día por el Gobierno, y que ha sido una de las medidas anunciadas por el Ejecutivo socialista para lograr la creación de 350.000 empleos. Montoro ironizó la relación causa-efecto de la medida -«es para cátedra», dijo- y sugirió que el aval del grupo socialista en el Congreso, el próximo martes, será la condición para el entendimiento. «El Gobierno está obligado a votar en favor de nuestra iniciativa», por ser, en su opinión, «una copia» de la inicial propuesta del PP. Si quieren pacto, que lo demuestren, vino a decir.

Distintos prismas, una vez más. Mientras que para el Gobierno hay puntos de coincidencia, para el PP, son «de segundo orden». Decía Montoro: «Comenzaron con la reunión multilateral, luego bilateral y, la semana siguiente… continuará». Y ésta está siendo la clave. Sin una comisión paritaria de partida, como se hizo en su día en la Administración Obama con el nombramiento de dos copresidencias republicana y demócrata en la Comisión de la reducción del gasto público, las interpretaciones son libres, y la desconfianza, ciega. Así está abierta la puerta para que cada uno de los grandes partidos proponga «su» pacto de Estado. No es, clama CiU, el concepto que inspiró su petición.

No todo está perdido. Hasta el PP reconoce que «mejor es algo que nada», en alusión a los créditos directos del ICO para los emprendedores y las pymes, y a otras medidas «de segundo orden». Por tanto, no se levantarán de la mesa, aunque no crean en el formato. Son medidas «puntuales» de menor rango que su rotunda oposición a la subida del IVA, entre otros desacuerdos. Pero el que propone un pacto lanza un envite y está en la posición ganadora: ya puede clamar el PP, porque Blanco insiste en el «pacto»: «Hay puntos de coincidencia y hay lugares para el acuerdo», dijo en su perfil más institucional, que tantos réditos le ha dado. «Quiero produndizar en lo que nos une y alejarme de lo que nos separa», reiteró. Así que aseguró que hay medidas que el PP ve también como «importantes», por lo que hay «campo» para un compromiso.

Pero las desconfianzas son el ámbito de la mesa mientras no se establezca un juego que aleje la rentabilidad partidaria en los acuerdos de Estado. Un buen ejemplo -malogrado después, durante un tiempo- fue en su día el pacto antiterrorista, propuesto por la oposición socialista al Gobierno de Aznar. Mientras reina la suspicacia, el PP pide al Gobierno que actúe, y que para lo demás ya está el Parlamento. Hay abiertas varias mesas: la del diálogo social, la del Pacto de Toledo, la mesa de Zurbano y el Congreso. El invocado consenso vendrá o no. Pero el martes se verá una prueba de estos primeros actos.

Chelo Aparicio

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