jueves, abril 25, 2024
- Publicidad -

Sangre, sudor y lágrimas

No te pierdas...

Como ustedes saben, esta famosa frase fue pronunciada por Winston Churchill en su discurso de investidura como primer ministro del Reino Unido. Hacía tres días que Hitler había invadido Francia y la Segunda Guerra Mundial parecía ya inevitable. La frase tuvo el mérito de aglutinar a todo el país.

Churchill la tomó prestada, ya que pertenece a un discurso de Theodore Roosevelt en su época como Lord del Almirantazgo en USA. En ella se refería también a sangre, esfuerzo, sudor y lágrimas, que es la versión completa.

Como pueden observar, siempre se pronunció en circunstancias cuasi militares derivadas de situaciones excepcionales.

De ahí ha pasado a ser el sueño de cualquier «político de raza» que pretende pasar a la posteridad: dar malas noticias y que te aplaudan.

Éste debe de ser el caso de don Celestino Corbacho, actual ministro de Trabajo. No se conforma con dar sólo las pésimas noticias actuales sobre los escalofriantes datos del paro, también desea proyectar sombras sobre el futuro en un ejercicio de pesimismo agudo, aunque él dirá que es realismo.

Lo último que ha recomendado es que la gente contrate planes de pensiones privados. En términos de empresa privada es como si el director general de Coca-Cola aconsejase a sus clientes que se fueran habituando a la Pepsi para prevenir un futuro incierto de su producto.

Fácilmente, el presidente y consejo de dicha empresa, reunido con urgencia en su sede central de Atlanta, situaría a dicho director general en el paro, con una caja de Pepsi, y que se organizase por su cuenta el citado plan de pensiones. Si puede.

Que conste que no tengo nada contra dichos planes, pero eso lo puede recomendar cualquiera. El único que no puede hacerlo es quien está al frente del Ministerio de Trabajo para gestionar, lo mejor que pueda o sepa, una situación que ya conocíamos que entraña gran dificultad.

La realidad es que, aparte del ministro, abunda este tipo humano que considera que siempre debe decir la verdad, aunque duela. Huyan de ellos. No dicen la verdad, dicen «su verdad». En general se refieren a cualquier cosa en términos negativos. Esas sobredosis de sinceridad pueden amargarle el día y son una de las causas del espectacular aumento de consumo de antidepresivos.

Paco Fochs

Artículo anterior
Artículo siguiente

Relacionadas

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

- Publicidad -

Últimas noticias

- Publicidad -