miércoles, abril 24, 2024
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Nuevo sofocón en Oriente Próximo

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El vicepresidente de Estados Unidos, Biden, se llevó un buen berrinche esta semana. Encontrándose en Jerusalén intentando dar un empujón al eterno problema de Israel-Palestina, y precisamente cuando trataba de que las dos partes accedieran a celebrar conversaciones indirectas, con Estados Unidos de intermediario, para despejar el actual punto muerto, el Gobierno de Israel lanza una bomba política que pone todo patas arriba: anuncia que construirá otras 1.600 viviendas cerca de Jerusalén y en territorio que eventualmente ha de ser palestino.

La ampliación de los asentamientos judíos viene siendo algo que dificulta enormemente el proceso de paz. Obama no ha logrado pararlo del todo. Hacer público que habrá un ensanchamiento sustancial de uno de ellos cuando el propio Biden se encuentra en la zona esforzándose en parchear las negociaciones es algo que, para muchos comentaristas estadounidenses -entre los que hay pocos sospechosos de inclinarse al lado palestino-, roza lo temerario. Biden montó en cólera y fustigó claramente a las autoridades israelíes, pero éstas se han limitado a declarar que lo lamentan y que el proceso de construcción será tan lento que si hay acuerdo de paz nunca se llevará a cabo. Lo serio es que no han renunciado a continuar con el proyecto u otros parecidos, lo que socava claramente el proceso de paz.

Para los palestinos, lógicamente, la construcción de cualquier barrio judío en territorio que la comunidad internacional dice tajantemente que les corresponde cuando obtengan la estatalidad es un mazazo político y de imagen. Si hacen de tripas corazón, deciden medio cerrar los ojos y mostrar su disposición a negociar y en esas mismas fechas Tel Aviv declara que lanzará un nuevo asentamiento, la postura de los negociadores palestinos ante su opinión pública se hace insostenible, se dan argumentos a los opositores de Hamas, aumenta la impresión de que no se puede tratar con este Gobierno judío, etc.

Aumenta en Washington la percepción de que el envolvimiento de Estados Unidos ha de ser sustancial y directo. Nada de dar la impresión de que es una cuestión que sólo afecta a judíos y palestinos y debe ser arreglada por ellos… Se insiste en que Obama ha estado totalmente inmerso en la reforma sanitaria, ahora está a punto de aplazar un viaje a dos países asiáticos, pero que tarde o temprano, y debería ser temprano, tendrá que centrarse con prioridad en el tema palestino.

Inocencio Arias

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