Creo que nos hemos equivocado la mayoría de pronosticadores. El Madrid se volvió a quedar en octavos de final. Esta vez fracasó en casa con su equipo galáctico. El Olimpique de Lyon ganó en su campo, empató en el Bernabéu y no humilló al eliminado porque en los instantes finales Lisandro y Delgado llegaron agotados a los dominios de Casillas y desperdiciaron las dos ocasiones más claras de gol de su equipo.
En diecisiete segundos creó el Madrid la primera gran ocasión para marcar y Kaká no supo batir a Lloris. La salida en tromba madridista se presumía alentadora y cinco minutos después llegó el gol de Cristiano. Fue, como tantas veces, un pase magistral de Guti.
Todo hacia suponer que el Madrid, una vez empatada la eliminatoria, y con tanto tiempo por delante, fabricaría el número suficiente de dianas para romper con el maleficio de los octavos de final. Y no fue así.
El Olimpique no se resignó, se cerró bien atrás y buscó contragolpes con los laterales Reveillere, y Sissoko y las ayudas por las bandas de Delgado y Govou. Afortunadamente para el Madrid, Lisandro, el hábil delantero lionés, fue bien controlado por Albiol y Garay.
A medida que pasó el tiempo se fue agrandando la dificultad de ganar. Los franceses presionaron y mandaron en el centro del campo. Su entrenador dio aire a la zona media con los cambios y, al tiempo, los madridistas se fueron hundiendo físicamente. Guti comenzó a caminar y sin su concurso los delanteros carecieron de balones francos.
Volvió a fracasar el Madrid con su galaxia. Tras el «alcorconazo» todo estaba centrado en la Liga nacional y en la de Campeones cuya final se disputará en el Bernabéu. Sólo faltaría que, encima, la disputara el Barça.
Julián García Candau