Un Real Madrid pletórico de moral tras la jornada en la que sumó seis puntos de una sola tacada en la Liga -los tres de su triunfo en Chapín ante el Jerez y los tres que le restó el Atlético al Barcelona en el Calderón- vuelve a Europa para enfrentarse esta noche a un Olympique de Lyon venido a menos, en octavos de final de la Liga de Campeones.
En el Real Madrid ha renacido la ilusión por el torneo de Liga al tener al Barça a tiro de sólo dos puntos. Incluso la palabra doblete ya ha salido de la boca de más de un madridista. Un objetivo que se considera como posible alcanzar tras el nuevo aire que ha tomado el equipo en las últimas jornadas, en las que le acompañaron los buenos resultados y un juego más que aceptable en relación con el que desarrolló al comienzo de la temporada.
El Madrid ha cambiado con la entrada en acción de la sociedad Cristiano Ronaldo-Kaka, que hasta ahora estaba ‘coja’, y de una defensa cada vez más inexpugnable, juegue quien juegue. Bien sea con Sergio Ramos de central o lateral, Arbeloa en la banda izquierda o en la derecha o la alternancia en el centro de la zaga entre Albiol y Garay.
Contra viento y marea, y después de las muchas críticas recibidas a principios de temporada, Manuel Pellegrini ha logrado confeccionar un conjunto más compacto y con una gran capacidad goleadora que, si bien aún no ofrece un fútbol que enamore, hace abrigar serias y fundadas esperanzas de luchar por la Champions en la final del Santiago Bernabéu.
Antonio Cubero