sábado, abril 20, 2024
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¿Juega con fuego Ahmadineyad?

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Rusia parece ahora más hastíada de la actitud de Teherán negándose a parar su enriquecimiento de uranio que le llevará a la consecución de la bomba. N. Patrushov, un político cercano a Putin, ha manifestado que hay límites sobre lo que la diplomacia puede resolver.

Esto podría significar la aproximación de Rusia a la imposición de sanciones. Falta la gran incógnita de China.

En Estados Unidos se especula con la conducta del iraní Ahmadineyad, su actitud bravucona y desafiante. No puede ignorar que puede estar entrando en una dinámica peligrosa. Israel no ha de permanecer cruzado de brazos con una clase dirigente como la actual iraní en posesión del arma nuclear. Las interpretaciones van en el sentido de que el Presidente iraní, en un momento en que su nación, a diferencia de otros países importantes del Tercer Mundo, sufre una seria crisis económica puede estar calentando la calle con sus alocuciones demagógicas y nacionalistas. El Presidente ya no es popular, ganó las elecciones con un probrable fraude, y puede estar pensando que calentar la atmósfera puede beneficiar sus intereses. Alguien apunta que por mesiánico y maquiavélico que sea Ahmadineyad no puede desear un ataque en regla de Israel y Estados Unidos pero que una intervención limitada contra alguna de las plantas conocidas atrasaría su programa nuclear unos años pero galvanizaría a la opinión pública y le devolvería popularidad.

En sus cálculos debe influir la convicción de que Estados Unidos no está hoy en condiciones de meterse en un nuevo coflicto en el mundo. Es harto posible que lleve razón pero una estimación parecida hizo Sadam Husein. Dedujo que Estados Unidos no se atrevería a ir en contra de la opinión pública internacional y que, a lo sumo, lanzaría un ataque contra instalaciones militares iraquíes. Perdió su apuesta y las consecuencias, las primeras para él, son conocidas.

La situación no es la misma. Washington está escaldado con dos contiendas y en la Casa Blanca se encuentra Obama. Con todo, si Ahmadineyad sigue tensando la cuerda y China se sumara al sentir creciente en el Consejo de Seguridad, las sanciones económicas podrían ser nocivas para el régimen iraní y, en consecuenia, para el prestigio de Ahmadineyad y su futuro.

Inocencio Arias

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