El guirigay político en España sobre la energía nuclear hace estallar las contradicciones y los intereses de cada municipio, a los que el Gobierno ha dotado de capacidad de decisión sobre la ubicación de un almacén nuclear (Almacén Temporal Centralizado, ATC). De la «pelea» entre municipios para albergar estas instalaciones -que augurara tiempo atrás el ministro de Industria, Miguel Sebastián- ha resultado una fuga de líderes políticos contra la instalación en sus propias demarcaciones.
Nadie se salva de la confusión. Ni el PP, con el espectáculo de Yebra (Guadalajara), donde su alcalde persiste en mantener la candidatura de su municipio a pesar del expediente que le será abierto a petición de su organización provincial -antes está su compromiso con el pueblo que con su partido, ha dicho- ni CiU, que pide a su alcalde de Ascó (Tarragona) que decline su candidatura; ni el PSC, que apoyó el almacén nuclear en Ascó y ahora sus dirigentes reclaman «sensibilidad» al Gobierno de España para no instalarlo en la Cataluña. Nadie quiere asumir la defensa del residuo nuclear.
Aducen criterios de «solidaridad territorial» tanto De Cospedal (PP) como Montilla (PSC). Artur Mas se ampara en la «decisión del Parlament», contraria a estas instalaciones, de 2008, y que fue avalada por CiU, ERC e ICV, frente al PSC y del PP. En Castilla La Mancha dicen que ya han tenido dos centrales nucleares. En Cataluña, que producen el 40 por ciento de la energía nuclear de la que se consume en España. La casa revuelta. Ya lo advirtieron desde hace tiempo algunos científicos. El problema de la energía nuclear, dijo en 1981 el entonces jefe del Departamento de Energía del Reino Unio, sir Herman Bondi, es «que no le gusta a la gente», aunque tampoco esté dispuesta a renunciar a unos determinados niveles de bienestar.
Si los políticos no se deciden, sea por inseguridad o por electoralismo, que llegue entonces la hora de los expertos. Sus posturas están enfrentadas, pero habrá que conocerlas al completo. Y los partidos, que disponen de asesores y fundaciones de ideas que han acumulado serios trabajos sobre la cuestión, deberán estudiarlos. Todo antes que la desidia ante decisiones como la acumulación de residuos de las centrales en las piscinas. El tiempo corre y, además de presionar a los alcaldes, alguna decisión tendrán que tomar.
Chelo Aparicio