viernes, abril 19, 2024
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Aguirre se desmarca del PP contra la Ley Sinde

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Dentro del PP aún sigue el debate, o eso dicen. Pero todo apunta a que el partido que preside Mariano Rajoy ha decidido dar por buena la Ley Sinde de la patada en la web. Su portavoz en la Comisión de Cultura del Congreso, José María Lasalle, junto con la diputada Fátima Báñez, creen que la actual redacción del texto es suficiente, a pesar de que se mantiene el cierre administrativo de páginas web dentro de un procedimiento donde el juez no entrará en el fondo de cada caso. La nueva versión de la ley sigue sin gustar a los internautas, que se movilizaron contra ella, pero ha conseguido que el primer partido de la oposición suavice el tono, enuna tocata que suena a fuga.¿Todo el PP? No.

El pasado jueves, el consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, Juan José Güemes, anunció que la CAM se opondría «firmemente» a la «censura de internet». Lo hizo casi en casa, en EsRadio, la emisora de Madrid que Esperanza Aguirre adjudicó a Federico Jiménez Losantos para gran cabreo de la que entonces era la empresa que le pagaba el sueldo, la COPE. Güemes, como portavoz del PP de Madrid, era entrevistado por Luis Herrero, que le preguntaba ante el evidente cambio de giro del PP de Génova con respecto a Ley Sinde. El portavoz del PP de Esperanza Aguirre negaba tal cambio de postura, pero remachaba su crítica. No sólo en lo que respecta a internet, también sobre la guerra del agua («que es de todos») y sobre el cementerio nuclear que el alcalde de Yebra, en Guadalajara, quiere llevar a su pueblo, para gran cabreo de la secretaria general María Dolores de Cospedal.

«Hay sólo un Partido Popular, eso es lo que nos distingue del resto de los partidos políticos», repetía Güemes. «Los portavoces del PP podemos pasearnos por España y decir lo mismo en todos los sitios», insistía en una afirmación hoy difícil de creer, especialmente con el debate del agua o con la hipocresía de De Cospedal, que apoya la energía nuclear pero que la basura se vaya a otra provincia que no sea clave para alcanzar la presidencia de Castilla-La Mancha. La defensa de Güemes de esa voz única del PP era mas difícil de creer cuando esa misma entrevista, y su dura crítica a la Ley Sinde, suponía romper con la estrategia marcada desde Génova, que ahora apuesta por negociar con el PSOE la redacción de la ley hasta encontrar un punto de encuentro que no queda muy lejos de la actual propuesta; hay pocas entidades como la SGAE a la hora lograr consensos. Por si había alguna duda sobre quién inspiraba y apoyaba la jugada, Esperanza Aguirre, desde su Facebook y su cuenta de Twitter, recomendaba la entrevista de Güemes. Este fin de semana, el consejero, en su blog, volvía a criticar la Ley Sinde; Aguirre lo volvía a enlazar desde su Facebook.

Cuando Esperanza Aguirre va, Mariano Rajoy se vuelve. ¿Por qué recoge la presidenta de Madrid la bandera de internet ahora que el PP da marcha atrás? Los motivos parecen obvios. Aguirre es extraordinariamente hábil a la hora de detectar estados de opinión, y una ley para que la SGAE tenga una vía rápida en la justicia, por el cómodo camino de apartar al juez y que decida una comisión ministerial, es de las cosas más impopulares que hoy puede abordar el Congreso. La lideresa ha construido gran parte de su imagen gracias a ese olfato que aquí tampoco le falla, desmarcándose de Génova en aquellos asuntos donde cree que Rajoy se equivoca. Ya lo hizo, por ejemplo, al cuestionar la orden de abstenerse en la votación autonómica sobre el nuevo modelo de financiación. Esperanza Aguirre también busca, de forma indisimulada, confrontar directamente con Zapatero y su Gobierno, y no con su rival en Madrid, Tomás Gómez. No está claro qué capacidad tiene la CAM de «oponerse» a la Ley Sinde, pero con los precedentes de la ley del tabaco o la ley de la dependencia queda claro que algo se le ocurrirá.

Si Rajoy y su equipo ceden a Aguirre el testigo de la oposición a la Ley Sinde, como parece que harán, habrán entregado a la lideresa otra causa popular. Y está demostrado que de poco servirá el intento de marcar una disciplina común desde Génova, que el látigo de la secretaria general no golpea a todos por igual. María Dolores de Cospedal puede ser tremendamente estricta cuando toca amenazar con la expulsión al alcalde de Yebra, que quiere que su pueblo acoja el cementerio nuclear -una energía que el PP defiende-. Pero el látigo desaparece cuando la rebelde es Esperanza Aguirre, la que nunca se resigna.

Ignacio Escolar

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