jueves, abril 25, 2024
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Voces divergentes

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La irrupción de Alfonso Guerra en la polémica abierta ante la sentencia del Constitucional sobre el Estatut de Cataluña abre el debate político, más allá de las trincheras de los partidos. «Los políticos catalanes están en la estratosfera», declara el presidente de la Comisión Constitucional del Congreso, tras conocer la carta del presidente Montilla a doscientas entidades políticas, sociales y culturales de la sociedad catalana, en la que llama a mantener una «respuesta unitaria» en caso de que el Tribunal Constitucional recorte el Estatut, que considera «increíble». Alfonso Guerra dice no «entender nada» sobre la iniciativa contra una resolución «que no existe» y que «nadie ha leído», y propone «dedicar esfuerzos a cuestiones concretas, no a elucubraciones planetarias».

Antes había hablado el vicesecretario general del PSOE y ministro de Fomento, José Blanco. Ante la hipótesis de un recorte del Estatut, Blanco atribuyó la culpabilidad al PP. Dijo que «no olviden» que «desde el principio quiso poner a España en contra de Cataluña e impugnó ante el Constitucional lo mismo que ellos votaron en relación con otros estatutos». Y añadió: «Si el Estatut sufre algún recorte, los catalanes se lo tendrán que agradecer al PP».

Contrasta la percepción de Guerra de una «especulación», antes de que sea definitiva la sentencia del Constitucional, con lo que ya para Blanco es un «boicot» la propia presentación del recurso, una iniciativa política acogida de forma opuesta entre el PSOE y el PP pero reconocida en la Constitución. José Blanco elogia la gestión de Montilla y desplaza las contradicciones jurídicas y políticas a la exclusiva responsabilidad del PP. En consecuencia, descarta cualquier conato de acuerdo entre populares y socialistas en Cataluña.

El calado de la crítica va más allá de la frontal discrepancia sobre el recurso del PP a un texto estatutario aprobado en el Congreso y en vigor desde el 2006. Conlleva la deslegitimación de un partido con el que el PSE sostiene un acuerdo de gobernabilidad en el País Vasco, si bien en aquella Comunidad, los lazos entre ambos partidos se han trenzado en el acoso sufrido por el terrorismo de ETA.

La discrepancia de Guerra con «la respuesta unitaria» que pide Montilla contra una sentencia que podría invalidar algunos aspectos del articulado del Estatut abre el debate interno socialista frente al mensaje unívoco contra el Partido Popular. Si en este partido algunos prefieren olvidar la recogida de firmas que precedió a la presentación del recurso, la mayor parte cierra filas ante el derecho a efectuarlo. Hay quien, como Rivera, de Ciudadanos, lamenta el intento de «enterrar la pluralidad política en Cataluña». Bueno será que, al menos, la haya en el PSOE.

Chelo Aparicio

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