martes, abril 16, 2024
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Ahora huelgas

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La recta final de año está ofreciendo un aspecto agrio y poco confortable, más por lo que tiene de síntoma y de escenario previsible que por lo que significa en realidad, ya que de momento tenemos en el calendario unas pocas huelgas, naturalmente de servicios públicos, que es en donde está garantizado el empleo y lo que está en disputa es el aumento salarial y algunas cuestiones relacionadas con el estatus laboral. Pero las pocas que hay son importantes y pueden ser la punta de lanza de una fase de inestabilidad social de efectos poco saludables para la economía.

No deja de ser llamativo el hecho de que nos encontremos desde hace dos o tres meses con una multiplicidad de ERE’s (Expediente de Regulación de Empleo) que, a pesar de afectar a miles de trabajadores, apenas han dejado notar sus quejas en la calle o mediante huelgas. Hay ya importantes sectores de la industria española y no digamos de la construcción en los que el paro se está dejando sentir con enorme intensidad. Unos sectores en los cuales los trabajadores han limitado al máximo la intensidad de sus reivindicaciones, a pesar de que las dificultades de sus empresas les han dejado sin empleo. En esta etapa de crisis económica aguda en la que acabamos de entrar, hay sectores del mundo laboral que lucharán por defender el empleo, en algunos casos sin éxito, mientras otros se movilizan por incrementos salariales en línea o por encima del IPC. Es un reflejo de una de las dualidades que presenta el mercado de trabajo en España, con sectores muy protegidos y con otros que afrontan a pelo la descarnada realidad de la economía competitiva y con pleno funcionamiento de las reglas de mercado.

Iberia y Renfe, la primera ya en pleno desarrollo de una huelga no declarada ni siquiera confesada pero no por ello menos perturbadora de la actividad de la compañía (varios cientos de vuelos anulados en pocos días) y la segunda como plato prometido, son los dos test que se presentan de cara a los próximos meses, en los que los sindicatos posiblemente tratarán de echarle un primer pulso al Gobierno y al sector empresarial. La huelga en empresas públicas o de la órbita de los servicios públicos siempre tienen un carácter semipolítico y quizás no quepa deslindar estas dos iniciativas de las recientes tomas de posición tanto del nuevo líder de Izquierda Unida como del también nuevo líder de Comisiones Obreras. Ambos, curiosa casualidad, han centrado lo más destacado de su primer discurso tras la toma de posesión respectiva en recordar que los sindicatos están prestos a salir a la calle y en aludir a una hipótesis de huelga general, algo de lo que por fortuna en España no se

Nunca es buen momento para que explote un conflicto, pero el actual momento de la economía española no es desde luego el más apropiado para convertir al país en un escenario de huelgas y conflictividad. Los responsables de la conflictividad laboral iniciada en Iberia, al parecer los pilotos, un colectivo díscolo y que casi siempre acierta a la hora de plantear sus reivindicaciones en los momentos más inoportunos, lo están llevando a cabo en medio de unas delicadas (aunque, todo hay que decirlo, interminables) negociaciones para afrontar una fusión con British Airways, en la que Iberia se presentaba precisamente como un socio fiable y con aspiraciones casi de liderazgo de una de las mayores alianzas del sector aéreo mundial. Es una verdadera lástima que en este escenario siempre complejo de la negociación empresarial, una de las partes muestre su parte más débil cuando de lo que se trataba era precisamente de lo contrario. Nadie va a salir beneficiado de una Iberia malherida, ni los pilotos ni desde luego la compañía ni sus accionistas y trabajadores.

La actitud de los sindicatos hacia las empresas en este etapa de graves dificultades va a ser uno de los ingredientes importantes de nuestra capacidad colectiva para salir de la crisis de la mejor forma posible e incluso para evitar entrar en ella con la peor de las intensidades. Tanto los empresarios (la patronal CEOE) como uno de los dos sindicatos importantes, Comisiones Obreras, están prácticamente de estreno en su liderazgo. Su capacidad y voluntad de entendimiento serán importantes para abortar el riesgo una espiral de conflictividad que a nadie va a beneficiar.

Primo González

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