viernes, abril 19, 2024
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La entrañable y puñetera Navidad…

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… Sobre todo la Nochebuena, en la que afloran los demonios familiares, con ausencias y carencias a veces dolorosas. Algunos preferirían dormirse el 23 de diciembre y despertar el 7 de enero.

Esa noche, concretamente ésa, los pobres sienten, como ningún otro día del año, su pobreza; los solitarios, su soledad; la viuda, su ausencia; el huérfano, su orfandad; los emigrantes, la lejanía; los enfermos, la salud; los divorciados, su pareja, y los parados, su trabajo.

Aunque no es vergonzoso ser feliz, esa noche, ante ciertas miserias humanas, uno se avergüenza de serlo.

Todos los años suelo sentar a mi mesa, en la Nochebuena, a amigos afectados por problemas de índole diversa: familiar, sentimental o simplemente soledades no deseadas. Con una sola condición: no hablar del problema.

Procuro dar un poco de felicidad con el silencio de las desdichas, aunque no siempre lo consigo. ¡Pesa tanto esa entrañable y puñetera noche!

Dicen que en todas las casas cuecen habas en la Navidad. En la Zarzuela también.

Éste será el segundo año en el que se dejará sentir la ausencia de un miembro de la familia, aún sigue siéndolo Jaime Marichalar, a quien «el cese temporal de la convivencia» le impedirá sentarse, si no junto a la esposa (todavía no se ha pronunciado separación alguna, ni jurídica ni canónica), al menos sí junto a sus dos hijos, quienes, a pesar de la cierta edad, sentirán la ausencia de su padre en tan señalada noche. Y eso que la Reina Sofia declaró que le quiere tanto que nunca le cerrará la puerta de su Casa (¿).

Las fiestas navideñas suelen poner los sentimientos tan a flor de piel, que este año la Casa Real ha sido tan exquisitamente cuidadosa con la situación familiar de la infanta Elena que, para evitar agravios comparativos, ha decidido que el protagonistas de los christmas no sea la familia, entendiendo por ello padre e hijos, sino sólo los niños. Tanto en los christmas enviados por la infanta Cristina y su esposo Urdangarín, por el Príncipe Felipe y su inefable consorte Letizia y por la infanta Elena: sólo sus hijos.

Hasta los Reyes han evitado que su tarjeta de felicitación navideña fuera familiar. Como la de otros años.

Para éste han elegido la reproducción de un cuadro bizantino de la adoración de los reyes al niño dios.

¿Lo han elegido porque en él no aparece la figura de San José? ¿Se trata de un respeto subliminal a la ausencia navideña de Marichalar? Me gustaría creer que sí.

De todas formas, la Casa Real no da puntada sin hilo y menos… en la entrañable y puñetera Navidad.

Jaime Peñafiel

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