En las dos entregas anteriores de la serie que estamos haciendo para los lectores de ESTRELLA DIGITAL, tuvimos ocasión de examinar los antecedentes de la Conferencia de Washington del G-20, para luego entrar en lo inicial de sus resultados. Debiendo comenzar este tercer y último artículo destacando que el gran ausente de la Conferencia fue el presidente electo de EEUU, Barack Obama, quien en su blog personal no dudó en criticar la actitud muy refractaria de Bush en cuanto a llegar a acuerdos verdaderamente ambiciosos.
En la línea indicada, Obama auspició la necesidad de una «respuesta coordinada a escala global», algo en lo que la diplomacia internacional vislumbró esperanzas de una nueva forma de abordar los grandes temas internacionales, diferente de la tradicional posición hegemónica de Washington D.C.
En cualquier caso, los líderes de los 21 países y los cinco organismos internacionales presentes en la capital estadounidense a mediados de noviembre, asumieron desde un principio la gravedad de la crisis. Un estado de cosas que no permitía una declaración final de naturaleza genérica, esto es, sin mensajes concretos. En ese sentido, el primer ministro británico, Gordon Brown, manifestó antes de empezar el cónclave la inexcusable exigencia de plantear medidas inmediatas. Por mucho que a renglón seguido se reconociera que las negociaciones para acordar esas medidas tendrían que ser objeto de un grupo de trabajo y una discusión ulterior.
En resumen, con la Conferencia lo que se intentó fue reforzar la coordinación de políticas reactivadoras a escala mundial, para evitar que la recesión ya marcada en un cierto número de países, pueda desembocar en una depresión global. Eso es lo que precisamente se refleja en la declaración final, que se completó con un Plan de Acción mucho más detallado, a desarrollar por el también citado grupo de trabajo del G-20, que por la propia dinámica previa de dicha organización, integrarán Reino Unido, Corea del Sur, y Brasil. A ellos se encomendó, pues, articular las medidas preconcebidas antes del 31 de marzo de 2009, para presentarlas a una nueva conferencia plenaria en Londres el 2 de abril de 2009.
No nos queda, por tanto, sino sintetizar las medidas que figuran en la Declaración final, tras un llamamiento que recuerda el comienzo de la Declaración de Independencia de EEUU: «Nosotros, los líderes del G-20, estamos decididos a»:
1. Aumentar la cooperación.
2. Asegurar que una crisis global como la actual no volverá a ocurrir.
Causas de la crisis
3. Los actores del mercado buscaron las más altas rentabilidades, sin una evaluación adecuada de los riesgos.
4. Las previsiones macroeconómicas resultaron insuficientes e inconsistentemente imbricadas, con una casi total ausencia de reformas estructurales.
Medidas adoptadas y a adoptar
5. Se reconoció que hasta el momento de la Conferencia los países del G-20 ya adoptaron acciones potentes y significativas para estimular las economías.
6. Pero también se reconoció que es preciso hacer más para estabilizar los mercados financieros y apoyar el crecimiento económico.
7. Para lograr esos objetivos, es necesaria una mayor cooperación macroeconómica a escala mundial. En ese sentido resulta preciso:
– Continuar los esfuerzos para estabilizar el sistema financiero.
– Ponderar la importancia de la política monetaria.
– Adoptar medidas fiscales.
– Prestar ayuda a los países emergentes y en desarrollo.
– Formular por el Banco Mundial y otros bancos regionales una agenda de ayuda efectiva a los países menos desarrollados.
– Asegurar que el FMI y el Banco Mundial tengan recursos suficientes.
Principios comunes para la reforma de los
8. Introducir reformas que fortalezcan los mercados aludidos, con regímenes regulatorios suficientemente concretos.
9. En ese sentido, resulta indispensable poner en marcha políticas para:
– Fortalecer la transparencia y la responsabilidad del sistema.
– Promover la integración de los mercados.
– Reordenar las instituciones financieras de Bretton Woods y el Foro de Estabilidad Financiera.
Compromiso con una economía global abierta
10. Se entiende que las reformas sólo tendrán éxito si se basan en un consenso según los principios del libre mercado.
11. En esa línea, hay que rechazar el resurgimiento de proteccionismos, por lo cual debe concluirse lo antes posible la Ronda Doha de la OMC.
12. Igualmente, debe corroborarse la importancia de los Objetivos del Desarrollo del Milenio.
13. Finalmente, han de afrontarse otros desafíos: seguridad energética y cambio climático, seguridad alimentaria; y lucha contra el terrorismo, la pobreza y las enfermedades.
Ha habido muchos comentarios sobre la Conferencia de Washington, de ellos no pocos minimizando sus contenidos y sus posibles consecuencias. Pero, lo que nadie puede dudar es que ha supuesto una toma de conciencia global sobre problemas igualmente globales, con un programa de trabajo y de posibles acuerdos que se verán en la próxima conferencia plenaria del 2 de abril en Londres. Será por entonces cuando podremos emitir un juicio más solvente sobre lo inicialmente convenido en Washington.
Ramón Tamames