jueves, marzo 28, 2024
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El relevo de CCOO

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El relevo en CCOO tiene consecuencias poco previsibles. El nuevo secretario general, Fernández Toxo, es un sindicalista clásico, convencional, del metal, distinto a su antecesor, pero no hay indicios suficientes como para concluir que vaya a cambiar la estrategia del primer sindicato español. Toxo será un dirigente más previsible y más pegado al terreno que Fidalgo, que ha mantenido un discurso propio y que ha discrepado de lo políticamente correcto cuando le ha parecido conveniente o necesario.

Fidalgo ha gobernado durante ocho años Comisiones y deja una importa que no tiene retorno. Con Fidalgo, como con Antonio Gutiérrez antes, CCOO se ha consolidado como un sindicato profesional, ordenado y con discurso propio frente a los partidos políticos y al Gobierno. Un sindicato con discrepancias internas, con tendencias, pero con unidad de acción y de criterio. ¡Ya quisieran las demás organizaciones sociales y políticas gestionar sus diferencias y su crecimiento como lo han hecho los de Comisiones!

Con Toxo como secretario general de Comisiones aparece un sindicalista de la cruz a la raya, del metal y de la construcción naval, que empezó de aprendiz en Bazán y que ha protagonizado una carrera sindical de la base a la cúpula, paralela a la historia de la transición y de la democracia, que conoció la represión y que se ha fajado en negociaciones duras de restructuración industrial y de reconversión. Un sindicalista bien conocido por todos los protagonistas del diálogo social, al tanto de los problemas en curso y de la letra menuda del debate.

Toxo ha sido el número dos de Fidalgo los últimos cuatro años y si ha competido por la secretaría sindical no lo ha hecho por discrepancias con Fidalgo, sino por razones más personales y profundas, porque le tocaba completar su carrera y consideraba que otro mandado de Fidalgo le llevaba a la jubilación orgánica, al agotamiento. Para competir y ganar a los puntos a Fidalgo ha contado con el apoyo de todos los contrarios al anterior secretario general, que no eran pocos, y finalmente con las federaciones territoriales más nacionalistas, y concretamente con la catalana.

Una de las peculiaridades de Fidalgo era su falta de sintonía con los nacionalistas, su convicción de que la ruptura de la unidad de mercado conspira contra el empleo y el crecimiento. El editorial de La Vanguardia apuntaba ayer que con Toxo Comisiones Obreras se “adecuará al carácter plurinacional de España, acentuará su federalismo”. Esa diferencia, sin ser determinante, marca tendencia y ha servido a Toxo para ganar.

Algunos han interpretado, con apresuramiento, que con Toxo es más probable una huelga general contra Zapatero (lo cual entusiasma a la oposición). Pero es una conclusión apresurada, infundada; la huelga general es tan probable con uno como con otro secretario general, depende de otras circunstancias. Fidalgo no ha sido nada gubernamental, no ha congeniado con el Gobierno, no soportaba a Caldera, anda distante de Corbacho y, a pesar del paisanaje leonés con Zapatero, apenas ha secundado las iniciativas del presidente y no le ha bailado el agua ni en los momentos más felices del presidente.

El diálogo social ha cambiado en pocos meses dos interlocutores, en la CEOE y en CCOO, por tanto empieza un nuevo partido, veremos con qué consecuencias. De momento, imprevisibles.

Fernando González Urbaneja

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