Ha dicho Mariano Rajoy, ante las narices de Esperanza Aguirre, que sabe «lo que está haciendo» y que es «muy consciente de ello». Las palabras del presidente del PP y líder de la oposición tienen una doble interpretación: Hacia dentro del PP con vista a la próxima elección del que será su primer candidato a las elecciones europeas; y hacia fuera del partido, en lo que se refiere al ejercicio de una oposición «moderada» al Gobierno de Zapatero. Como casi siempre ocurre con las declaraciones ‘filosóficas’ de Rajoy, una vez más estamos ante un misterio envuelto en una adivinanza.
Para empezar, tenemos que decir que debe ser cierto eso de que Rajoy sabe lo que hace. Estaría bueno que, a estas alturas de su larga carrera política, no lo supiera. Y no es llamativo que insista en su actividad porque muchos dirigentes, militantes y votantes del PP consideran que Rajoy no hace nada, o muy poco, y que tiende a la vagancia, huir de los problemas y dejar que el tiempo pase y lo cure todo, si es que ese todo tiene cura.
Lo que no sabemos bien es si Rajoy es consciente de la franca debilidad de su liderazgo y del cansancio y desesperación que ello provoca en las filas del PP, incluso en algunos de sus más cercanos colaboradores. Y si lo sabe, entonces no se entiende por qué no hace nada por remediarlo y solo ofrece la pobre impresión de estar exclusivamente preocupado por su permanencia al frente del PP y de la oposición, sin presentar a los suyos un horizonte de esperanza y optimismo, porque los sondeos pre electorales no confirman el despegue del PP en plena crisis económica.
Desde luego, la elección del candidato a las elecciones europeas será un test definitivo. Y a estas alturas de tan tardía, y casi podrida decisión, la única cuestión que se plantea es la de si va a pedirle a Gallardón que asuma esa tarea, o simplemente se va atrincherar detrás de Mayor Oreja o de un nuevo candidato de su funcionariado y sin carisma nacional. Si alcalde de Madrid no es el elegido entonces puede ocurrir que los electores más conservadores y los más centrados del PP, unan sus posiciones a favor de Rosa Díez, una vez que el PP haya renunciado a un candidato de fuerza y de prestigio, con proyección nacional, que es la única manera de convertir los comicios en un plebiscito sobre Zapatero y la crisis económica, y no solo sobre Europa, como desearían los dirigentes del PSOE.
Está claro que Rajoy se juega mucho en esta decisión, y más aún con el que será resultado electoral de las elecciones europeas a comienzos del verano de 2009. Pero el presidente del PP se muestra, al menos en público sereno, confiado y dice que sabe lo que hace y que es consciente de la situación. Y lo dice antes las narices, permanentemente entrometidas, de Aguirre como su enésimo aviso a la presidenta de Madrid, que no para de ser rectificada por su propio partido, en muchas de sus públicas intervenciones, como le ha ocurrido en las últimas horas a propósito de la Federación de Municipios o de la política antiterrorista.
Y puede que sus palabras de que sabe lo que hace vayan dirigidas también a otros dirigentes de su partido que empiezan a estar cansados de los juegos de palabras y misterios calculados de Rajoy. La permanente ambigüedad de la que ha vuelto a hacer gala con su último galimatías existencial. Rajoy ha dicho que sabe lo que hace, hora es de que lo sepan también en su partido y la opinión pública en general.
Pablo Sebastián