viernes, marzo 29, 2024
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Boadella en Madrid

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O sea, Albert Boadella ha entrado en Madrid por la Puerta del Sol y viene a la capital del Reino de España para estrenar su nueva obra teatral La Ubu Presidenta, dedicada a los excesos ultramontanos de Esperanza Aguirre, la Condesa de Bombay, «pies para que os quiero». Está muy bien que Albert Boadella venga a Madrid y deje el irrespirable mundo nacionalista catalán en el que las libertades y los Derechos Humanos y constitucionales dejan mucho que desear o brillan por su ausencia. Pero, ¡cuidado!, ¿acaso viene a capitanear la extrema derecha teatral?

¡Mucho cuidado, don Albert! Porque si en Cataluña reparten las emisoras audiovisuales en el solo beneficio de los que llevan el carnet nacionalista entre los dientes, deberías saber que ése es el modelo que los sectarios del nacionalismo han copiado del gobierno de la Comunidad de Madrid, el que te acaba de contratar y ofrecerte los teatros del Canal de Isabel II. El Canal que quieren privatizar y por cuyas cloacas discurren, en los anocheceres de la capital, los famosos y bajo sospecha dirigentes de la conocida «banda de los cuatro» -estilo Mao-, que también podían llamarse de los cuatro superchalets, en Madrid o en Marbella, como pronto os contaré. Pues bien, esas televisiones digitales, concedidas por el dedo señalador de Esperanzita -de «Mala-Saña»- a favor de la extrema derecha, son las que ahora Boadella visita con afectuoso entusiasmo y son las de las concesiones manipuladas de Aguirre, que han sido suspendidas por el Tribunal Superior de Madrid, por si no lo sabía el cómico catalán.

Boadella tiene talento, es un gran autor, director, actor y activista, y está muy bien que lo tengamos en Madrid y muy mal que se haya tenido que ir de Cataluña, como tantos otros que van dejando ese hermoso territorio, o el País Vasco, por similares motivos, y en este último caso muchas veces para sobrevivir al terror de ETA. Pero en Madrid hay que entrar por la Puerta de Alcalá, que deja pasar el aire limpio y la luz de la Luna, y no por la del Sol, que huele mal y está preñada de patadas a la libertad de expresión, de conspiraciones fantasmagóricas sobre el 11-M, de mentiras sobre la guerra de Iraq, de permanentes traiciones en el seno del PP y presuntos discursos liberales, como los de la COPE, bajo palio, de «liberal o te fulmino», donde el pluralismo y la libertad de expresión brillan por su ausencia y recuerda los tiempos de la Inquisición.

Ahora bien, si Boadella ha venido a Madrid, no buscando un espacio de libertad sino las pelas, la pasta o el parné de la Comunidad de Madrid, para la mayor gloria de la Condesa de Bombay, «pies para que os quiero», en ese caso más le valía haberse quedado en Cataluña dando la cara y la matraca al nacionalismo catalán. Sorprendente sería el giro o el salto ultramontano del cómico catalán, pero de un tiempo a esta parte Boadella viaja con las botas de las siete leguas a gran velocidad. En apenas unos pocos años se ha pasado del PSC a Ciudadanos, de estos a Rosa Díez y ahora está en puertas del PP de Esperanza Aguirre, que es el ala dura de la derecha nacional.

Aunque esperemos que no dé este último y mortal salto, en su permanente pretensión del más difícil todavía. Sólo le queda una tabla de salvación: la puesta en escena de La Ubu Presidenta. Y si no se le ocurre nada especial para adornar las aventuras de su heroína, nosotros estaremos a su entera disposición. Aunque a nada que se dé una vuelta por la Puerta del Sol, y si sigue siendo el mismo Boadella que muy cerca de allí estrenó su Retablo de las Maravillas, don Albert comprenderá que la cólera de Aguirre nada tiene que envidiarle a la de su predilecto Pujol.

Marcello

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