Con la llegada del verano, muchos esperan con ansias la oportunidad de disfrutar de la playa, hacer excursiones al aire libre y pasar tiempo con amigos y familiares. Sin embargo, esta época también trae consigo peligros para nuestras queridas mascotas, especialmente los perros, que pueden sufrir las consecuencias de las altas temperaturas si no se toman las medidas adecuadas.
Durante el verano, es frecuente que las mascotas sufran golpes de calor, una condición en la que la temperatura corporal se eleva peligrosamente. Este incremento puede ocasionar daños graves en los órganos internos y, en los casos más extremos, la muerte. Por ello, es crucial que los dueños de mascotas estén atentos a los primeros síntomas de un golpe de calor, que incluyen jadeo excesivo, debilidad, vómitos, mala coordinación y colapso.
Si se sospecha que una mascota está sufriendo un golpe de calor, se debe actuar de inmediato. Lo primero es llevar al animal a un lugar fresco y sombreado. No se debe usar agua muy fría, pero sí es recomendable mojar gradualmente zonas como la cabeza, las axilas y el cuello. La temperatura normal de los perros y gatos ronda los 38,5°C, mientras que en un golpe de calor puede superar los 40°C, llegando incluso a los 43°C. Aunque la mascota parezca recuperarse, es fundamental llevarla al veterinario para asegurarse de que no habrá complicaciones adicionales.
¿Cómo prevenir un golpe de calor?
Para prevenir los golpes de calor en mascotas, es importante seguir una serie de precauciones. Primero y principal, siempre deben tener agua fresca a su disposición. La deshidratación es común en perros y gatos durante el verano y aumenta significativamente el riesgo de golpe de calor. Los signos de deshidratación incluyen jadeo excesivo, encías secas y pegajosas, letargo, ojos hundidos y pérdida de elasticidad en la piel. Si se observan estos síntomas, es vital actuar rápidamente y ofrecer agua al animal.
Otra medida preventiva es evitar pasear a las mascotas durante las horas más calurosas del día. En su lugar, es mejor hacerlo temprano en la mañana o al atardecer. En regiones especialmente calurosas, es crucial pasear en zonas sombreadas y en los momentos del día más frescos. Dentro de casa, es importante asegurarse de que las mascotas tengan acceso a una habitación fresca, con buena ventilación o aire acondicionado. Colocar toallas húmedas en su área de descanso también puede ayudar a reducir su temperatura corporal.
El verano es una época para disfrutar, pero también para ser conscientes de los riesgos que las altas temperaturas pueden suponer para nuestras mascotas. Tomar las precauciones adecuadas puede hacer la diferencia entre un verano seguro y uno lleno de preocupaciones.