Madrid, 10 abr (EFE).- El excomisario José Villarejo se comprometió en una conversación telefónica con el exjefe de la Unidad Central de Apoyo Operativo (UCAO) de la Policía Enrique García Castaño, el Gordo, en 2005, en aportarle «nueve millones en negro» para la casa que éste tenía planeado comprarse.
En esa conversación, y en informes del caso Tándem, se basa la sección tercera de lo Penal de la Audiencia Nacional para rechazar el recurso de el Gordo contra el auto en el que el juez Manuel García Castellón acumuló en febrero a la pieza principal del caso las diligencias llamadas BIG, que se le abrieron a García Castaño para averiguar si proporcionó al excomisario información y datos secretos de personas a cambio de dinero.
Para la Sala resulta procedente la acumulación acordada por García Castellón por «la conexidad» entre los hechos y las personas investigadas y «habida cuenta» que la investigación «ha revelado que la colaboración entre el apelante (el Gordo) y José Manuel Villarejo no era puntual».
Al igual que el instructor, la Sala entiende que García Castaño formaba parte de «una organización criminal, estable, duradera, con objetivos comunes» liderada por Villarejo y en la que su función habría sido «proveer medios técnicos como dispositivos de geolocalización, grabadoras, datos reservados procedentes de bases de datos policiales y de otras entidades como compañías telefónicas o emisoras de medios de pago».
Esta información era proporcionada «a los clientes que contrataban sus servicios al margen de su trabajo como funcionario del CNP, participando García Castaño y Villarejo en el reparto de los beneficios económicos que dicha actividad producía».
Todo ello se desprende, señala el auto, de un informe de la Unidad de Asuntos Internos de la Policía referidos a los vehículos utilizados por el Gordo y su familia «conectados con la estructura societaria» de Villarejo.
Según Asuntos Internos, sus bienes y los de su familia «no se corresponden con los salarios por sus trabajos declarados» y añade en su informe la transcripción de conversaciones entre Villarejo y el Gordo «de las que se desprende su colaboración en el tiempo y sus planes de futuro».
En una de esas conversaciones, fechada en febrero de 2015, Villarejo le pide a García Castaño «una grabadora digital, un programa de mezcla de datos obtenidos a través de llamadas telefónicas proporcionando números de teléfono, día y minuto en que se produce la llamada o datos de censo».
En otra conversación, en mayo de 2005, «hablan de la posible compra de una vivienda por parte de García Castaño en la que aportaría Villarejo nueve millones ‘en negro'».
Días más tarde, «vuelven a hablar de la compra de esta vivienda, de pagar en B y de organizarse de cara al futuro para seguir obteniendo información» a la que tenía acceso el Gordo «pues iba a cesar en su cargo» y hablan también de llevarse de su lugar de trabajo grabadoras y micrófonos.
Para la Sala otra prueba de la colaboración entre ambos es también la intervención de el Gordo en los proyectos Iron -sobre el espionaje a un bufete de abogados- y Land -relativo a la disputa familiar por la herencia del promotor de la urbanización de lujo madrileña La Finca-, por lo que «se hace necesaria la investigación conjunta en unas únicas diligencias».EFE
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