Urkullu ha elegido Vitoria para su penúltimo mitin de la campaña electoral y ha recordado que en esta ciudad se produjo uno de los primeros «zarpazos» de la covid-19 y lo superó, igual que ahora hay que enfrentarse a «una dura lucha contra la crisis económica y el desempleo».
«Tengo confianza en esa misma capacidad de superación», ha asegurado el candidato del PNV, que se ha mostrado convencido de que este domingo Euskadi afronta «las elecciones más importantes de las últimas décadas».
Por eso, ha dicho, «toca votar» y «votar es seguro, lo ha vuelto a confirmar hoy la Junta Electoral», que ha rechazado implantar medidas de protección adicionales en los colegios electorales de la localidad guipuzcoana de Ordizia y su comarca, donde hay un rebrote con 58 contagios.
No se ha olvidado en su intervención de trasladar su «respeto y solidaridad» a la familia del dirigente socialista Fernando Buesa, asesinado por ETA, cuya tumba en Vitoria ha aparecido hoy con pintadas rojas, un ataque que el lehendakari ha calificado de «repugnante».
El presidente del PNV, Andoni Ortuzar, ha advertido por su parte de que el domingo «no vale como excusa que todo el pescado está vendido», ya que si se deja pasar esta oportunidad que pasa cada cuatro años después no valdrá lamentarse.
«Recordad lo que pasó en Gipuzkoa en 2011: quién ganó, quién gobernó y qué cuatro años pasaron allí…Dejaron Gipuzkoa como un solar», ha comentado en referencia al gobierno foral de EH Bildu.
Aquella experiencia -ha continuado- «debe hacernos pensar que lo hoy imposible, la conjunción astral de las izquierdas, puede ser posible» si el electorado confía en un triunfo del PNV y no acude a votar.
Por eso ha defendido el voto a Urkullu y al PNV por ser la única opción «buena para Euskadi», porque es la del «buen gobierno y la responsabilidad», la que reconstruirá los daños causados por la pandemia y la que ayudará a superar la crisis.
Estrella Digital