Luis Bárcenas todavía tenía el pelo negro, Francisco Correa se hacía llamar ‘Don Vito’ y agarraba erguido el brazo de su entonces esposa, Álvaro Pérez Alonso lucía un esperpéntico bigote mientras fumaba un puro y Rodrigo Rato sonreía cuando acompañaron entre flashes, trajes y gomina a la hija de José María Aznar el día de su boda celebrada en El Escorial. Todos ellos exultantes en el espectáculo mediático. Catorce años después han vuelto a desfilar juntos, pero esta vez en un polígono industrial de las afueras de Madrid para sentarse en el banquillo de los acusados de una de las sedes de la Audiencia Nacional. Menos trajes, menos gomina y entre insultos de “ladrones”, “chorizos” y “sinvergüenzas”. Este martes ha arrancado la primera sesión del macro juicio a la trama Gürtel que se ha celebrado de manera simultánea y en el mismo edificio que el de las tarjetas ‘black’ que comenzó la semana pasada.
Pasadas las diez de la mañana, hora a la que estaba fijada el comienzo del juicio, el hall de la sede de la Audiencia Nacional permanecía repleto de acusados y de abogados cubiertos con togas, esperando a entrar en sus respectivas salas. Rato ya había comenzado a declarar por su implicación en las ‘black’ mientras los 37 acusados de Gürtel, todos empresarios y políticos vinculados al PP, se sentaban ordenados en las filas de sillas del cuarto vecino. Correa y Pablo Crespo, su hombre de confianza, en primera fila. Bárcenas y Sanchís en la tercera y ‘El Bigotes’, con polo blanco, barba y jersey rojo anudado a la cintura, en la penúltima. Menos informal el también acusado Luis de Miguel, que ha irrumpido en la sala vestido con una toga para representarse a sí mismo en la defensa. El tribunal le ha invitado a quitársela y a sentarse junto a los procesados, aunque después le han permitido ejercer su propia defensa. A las 11 de la mañana los magistrados que componen el tribunal, Julio de Diego, Ricardo de Prada y Ángel Hurtado iniciaron la sesión.
Prevariación, cohecho, tráfico de influencias, malversación de fondos públicos, fraude a la administración pública, falsedad documental, fraude fiscal, blanqueo de capitales, estafa procesal, apropiación indebida, asociación ilícita. Más de una hora de lectura de la petición de penas de todas las acusaciones casi terminan con la voz de la secretaria judicial que a ratos la perdía e incluso ha sufrido un lapsus. Se ha referido a Ana Mato, exministra de Sanidad y acusada de ser partícipe de la trama a título lucrativo, como ‘Ana Mata’. Después llegó el primer receso de 15 minutos de duración. La prohibición de fotografiar el interior de la Audiencia Nacional evitó captar a ‘El Bigotes’ y Correa durante el descanso charlando distendidamente. Juntos suman penas de más de 130 años de prisión. Por otro lado, Baŕcenas, Jesús Sepúlveda y Jesús Merino también compartieron algunas palabras. Otros pasearon solos por el hall.
Turno de las acusaciones y las cuestiones previas. 'El Bigotes’ se marcha de la Audiencia Nacional por “dolencias médicas”, la Asociación de Abogados Demócratas de Europa ha pedido, una vez más, la comparecencia de Mariano Rajoy como testigo y Correa anuncia que cambia de abogado. Sin embargo, la nueva defensa del cabecilla de la trama ha guardado silencio y no ha querido plantear ninguna cuestión previa. Dos días antes de la celebración del macro juicio Correa anunció su disposición a colaborar con la Justicia tras abonar 2,2 millones de euros de la fianza civil que pide contra él la Fiscalía. Niega que exista un pacto entre ambas partes.
Bien distinta la estrategia de Miguel Durán, abogado y defensor de Pablo Crespo. Ha pedido la nulidad de las grabaciones que hizo el hombre que provocó el estallido de Gürtel, José Luis Peñas, a Francisco Correa y que ayudaron a destapar el caso. Dice que están manipuladas y editadas. “No se cumplió con la cadena de custodia de las grabaciones”, ha dicho Durán. También ha alegado que el juicio se ha “politizado” y que el objetivo es “dar patadas al PP” en el “cuerpo de algunos acusados”. Crespo no será el único de los 37 acusados que se aferrará a la “nulidad de las pruebas” para defenderse. El próximo lunes comienzan las declaraciones de los procesados.
Marina García-Rico