jueves, abril 25, 2024
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Un laberinto jurídico atrapa en Rusia a una española por un embarazo de alquiler

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Kafka le ha caído encima a Maria Teresa Gregorio en mal sitio: en Rusia y con su hija recién nacida. Una niña nacida mediante un vientre de alquiler, inscrita en el Registro de Moscú como española, a la que el Consulado español  no quiere dar pasaporte porque la ley nacional no reconoce esta práctica de reproducción asistida.

La gestación subrogada, también conocida como maternidad de alquiler, puede convertir en una persona sin nacionalidad a un bebé nacido, como ha ocurrido con el bebé de María Teresa. Niños y niñas apátridas, suspendidos en un limbo entre lo legal y lo ilegal y atrapados con sus progenitores en un país que no es el suyo. Esta es la situación que encaran algunos de los españoles que, como María Teresa Gregorio Roig, viajan al extranjero en busca de un hijo por embarazo subrogado, algo aún prohibido en España pero regulado en países como Ucrania, Rusia, Estados Unidos e India.

El embarazo por sustitución es el acuerdo entre dos partes por el cual una mujer acepta llevar a cabo la gestación de un bebé por encargo de otra persona, con el compromiso de que tras el parto entregará a dicha persona el recién nacido y renunciará a toda filiación que pudiera corresponderle con el niño.

La ibicenca María Teresa Gregorio Roig optó por esta técnica de reproducción en Rusia, una decisión que, asegura, ha degenerado en un calvario que la ha hecho sentir como “una delincuente”. Desde el nacimiento de Karla, hace ocho meses, María Teresa se encuentra retenida en el gigantesco país eslavo debido a la negativa del Consulado español en Moscú de tramitarle un salvoconducto para el traslado de la niña a España.

María Teresa inscribió a la menor en el Registro Civil de Moscú y el Tribunal de San Petersburgo ha reconocido la maternidad de la española. El problema es que las autoridades españolas no la han corroborado. La ley de 2006 sobre Técnicas de Reproducción Humana Asistida señala que “será nulo de pleno derecho el contrato por el que se convenga la gestación, con o sin precio, a cargo de una mujer que renuncia a la filiación materna a favor del contratante o de un tercero”. Además, en un segundo punto, la legislación estipula que “la filiación de los hijos nacidos por gestación de sustitución será determinada por el parto”.

María Teresa se apoyó en dos donantes anónimos -de óvulos y semen- para la realización de su sueño de ser madre. Es por ello que, para la administración española, Karla no es hija de María Teresa ni de ningún hombre español y por tanto no tiene la nacionalidad española. Esta situación convierte a Karla en apátrida, ya que ni Rusia ni España la reconocen como ciudadana y, debido a esto, no regulan su situación.

Pese a esto, para la ibicenca su hija “es española” y se apoya en el único documento legal que lo acredita: “El certificado de nacimiento ruso especifica claramente que mi hija es española”, recalca.

Esta situación atípica y prolongada en el tiempo ha convertido a María Teresa en una inmigrante ilegal en Rusia, debido a la caducidad de su visado. Aún así, esta mujer rechaza de forma tajante volver a España hasta que la situación se aclare. De otro modo, debería dejar a su hija en un orfanato en Moscú, debido a la inexistencia de un pasaporte para la niña.

El Consulado niega su competencia

José Ignacio Carbajal, embajador español en Rusia, niega que posea competencias para solucionar de esta situación. “La embajada carece de competencias en relación con el tema que me plantea, cuya resolución corresponde plenamente al juez encargado del Registro Civil Consular, al que recomiendo que se dirija”, escribió Carbajal en un correo electrónicos a la afectada. 

El consulado, por su parte, reconoce que no podrá tomar ninguna medida en tanto no se pronuncie el Tribunal Superior de Justicia de Madrid.

María Teresa ha criticado duramente el comportamiento del cuerpo consular, al que le dirigía este poco diplomático mensaje: “He sido tratada por el cónsul adjunto Díaz Sevillano como una delincuente, me ha amedrentado diciéndome que tendría que dejar a mi hija en un orfanato ruso y un sinfín de maldades más. Vivo con miedo permanente, miedo a ponerme enferma y no poder atender a mi hija Karla o, lo que es peor, a que enferme ella”.

Además, el Tribunal Europeo de los Derechos Humanos dictó sentencia en junio de 2014 y declaró que esta situación viola el Convenio Europeo de los Derechos Humanos al no reconocer la relación de filiación entre los niños nacidos mediante vientre de alquiler y los progenitores que han recurrido a este método reproductivo, apelando al interés superior del menor. Esto ha creado un precedente para toda la Unión Europea, por lo que el Ministerio de Justicia ordenó en el mes de julio de 2014 a los consulados españoles que efectuaran la inscripción de los niños nacidos de gestación por sustitución.

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