Hace ya diez años que Madrid implantó la polémica Ley Antibotellón que pretendía luchar contra la aglomeraciones de jóvenes que se juntaban para beber en los parques y calles de la capital los fines de semana.
La ley traía consigo varias novedades, como una multa de 300 euros si la policía te encontraba bebiendo en la vía pública y la posibilidad de cambiar la multa por un cursillo. A esta ley se unía la prohibición de vender alcohol a partir de las 10 de la noche en los comercios.
Parece que la legislación y las multas que conlleva no consiguieron disuadir a muchos jóvenes que se seguían reuniendo para beber en la vía pública, aunque sí que se acusó una menor concentración de botellones los fines de semana.
En un principio se apoyó la ley en beneficio de los vecinos que se quejaban de los ruidos que provocaban los botellones y la suciedad que dejaban al día siguiente. Por no hablar de los empresarios de la capital que alababan la medida creyendo que estos jóvenes, al dejar de hacer botellón, consumirían en sus bares aunque ellos subieran los precios.
Diez años después de la entrada en vigor de esta ley de Drogodependencia, el pasado 14 de julio la Comunidad de Madrid aprobó una reforma de la normativa para un endurecimiento de las penas.
Hasta ahora, si un policía municipal veía a un ciudadano bebiendo en la calle le sancionaba y dicho infractor podía cambiar la multa por un curso sobre los riesgos del alcohol y las drogas o por la prestación de actividades en beneficio de la comunidad. Si el multado reincidía no podía acogerse al intercambio de la sanción por el curso y debía abonar la multa.
Ahora, la reforma de la ley de la Comunidad de Madrid recoge que las multas ascienden a 600 euros y si el ciudadano reincide la sanción se dobla. La opción de los cursos desaparece y si los multados son menores los tutores deberán abonar la sanción. Los jóvenes tendrán multas de 500 euros y los mayores de edad a partir de 600.
La polémica y las quejas surgen cuando preguntamos si la ley afecta a un viandante que circule con una lata de cerveza por la calles o si sale de un bar con una copa con alcohol en la mano, dicho ciudadano también será multado con 600 euros. Medida que muchos consideran excesiva. Carlos Merino, madrileño de 28 años y contable, opina que “esta ley y sus penas son excesivas ya que resulta más caro que te pongan una multa por pasear bebiendo una cerveza que por conducir borracho o drogado”.
Daniel Pastor, estudiante universitario de 23 años, nos relata como le multaron el pasado mes de julio por sacar una copa a la calle para hablar por el móvil y a sus amigos, que eran de fuera de Madrid, les dijeron que no les ponían la multa por que nunca les llegaría.
Itziar de la Fuente