Los detenidos elegían a sus víctimas en toda España, exclusivamente entre personas de esta nacionalidad con un alto estatus dentro de sus empresas y un nivel de ingresos elevado, informa la Dirección General de la Policía y la Guardia Civil.
En cada ocasión, el grupo se desplazaba a la localidad donde residía el elegido y se alojaba allí durante algunos días para realizar una «meticulosa vigilancia» con el objetivo de conocer su domicilio, costumbres y personas cercanas.
Luego, los arrestados se introducían en la casa para llevarse los efectos de valor -fundamentalmente dinero y joyas- aprovechando momentos en los que no hubiera nadie y utilizando distintos métodos según las medidas de seguridad de la misma, desde el del resbalón, consistente en introducir un plástico entre el marco y la puerta, hasta forzarla con una palanqueta o romper la cerradura.
De este modo, cometieron veintiséis robos en localidades distantes entre sí -Madrid, La Coruña, Santiago, Vigo, Orense, Avilés, León, Burgos, Aranda de Duero, Córdoba, Granada, Zaragoza, Calatayud, Segorbe y La Vall d’Uixó-, y la Policía no descarta su intervención en otros hechos de la misma naturaleza.
La mayor parte de lo sustraído era enviado a Argelia «para darle salida, según las Fuerzas de Seguridad. En los registros que siguieron a las seis detenciones producidas en Valencia y las dos que tuvieron lugar en Barcelona, los agentes intervinieron cerca de 500.000 euros en efectivo, 75 piezas de relojería y 25 relojes, además de un vehículo de alta gama, dispositivos electrónicos e informáticos y 5.000 yuanes chinos -unos 500 euros-, entre otros efectos.