viernes, marzo 29, 2024
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La Chispa cuenta la vida de Camarón

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Alfonso Rodríguez, reportero que ha crecido en San Fernando en el mismo barrio gaditano de la familia de Camarón de la Isla, es el autor de este libro, la primera biografía autorizada del cantaor, y quien ha convencido a Dolores Montoya, La Chispa, para que cuente de su propia voz el lado más cercano del cantaor.

«Me costó dos años convencerla. Creo que le convenció la confianza, me veía cercano», cuenta Alfonso Rodríguez. Para La Chispa, cuenta el periodista, el proceso ha supuesto «llorar mucho» porque, por primera vez, entraba en el desván en el que al morir Camarón, el 2 de julio de 1992, guardó empaquetados todos sus recuerdos, sus fotos, sus guitarras -las tenía hasta del 1800-, ropas y hasta notas, para comenzar a desentrañar sus recuerdos.

Camarón «jamás se sintió una persona especial», cuenta en el libro la viuda, que confiesa que «el dolor sigue latente» y que, para ella, cada día es «un día menos sin José y uno más con Camarón». A través de los recuerdos de su viuda, Alfonso Rodríguez cuenta la historia de Camarón, en un relato que se inicia con sus abuelos y que acaba con su muerte, a causa de un cáncer de pulmón, en un hospital de Badalona y con la nota manuscrita que fue encontrada en su habitación en la que el artista se despide de «jóvenes y mayores» con un consejo.

«Dense cuenta que estamo viviendo una vida mundiana que no merese la pena vivir. Porque es mui bonita la vida y tu ties que fortaleserte y tener clonpleta fes en Dios y en ustedes mismo. Con simpatía y cariño. De este que lla es libre. Camarón».

Decirle no a Mick Jagger

La Chispa es el «hilo conductor» de una biografía en la que también dan sus testimonios y recuerdos personas cercanas al cantaor: Raimundo Amador, Lolita Flores, «Pansequito» y, entre ellos, Marcelo Camus, un psiquiatra afincado en Sevilla pionero en España en tratar adicciones y al que La Chispa acudió cuando le alertaron del problema con las drogas de su marido.

«Qué pena, que un alma tan pura, tan libre, se viera preso por esa maldita basura… La mayoría de la gente que convivía con Camarón hacía lo mismo. Casi todos mojaron en la salsa», cuenta la viuda, que a principios de los ochenta llevó al cantaor a la consulta de Camus.

«Llegaron a la sala de espera y, al rato, Camarón se marchó. Dolores entró en mi despacho y me explicó que su marido se había ido porque desde pequeñito le tenía mucho miedo a las agujas y creía que íbamos a curarlo a base de pinchazos», recuerda el psiquiatra, al que La Chispa pidió que se fuera a vivir a su casa para tratar a su marido.

«Me recibió un hombre que me partió los esquemas. Yo creía que sería un endiosado, pero estaba equivocado, era todo lo contrario», explica para afirmar después que la única adicción real del cantaor fue el tabaco. La Chispa revela anécdotas como la que ocurrió en el verano de 1990 cuando su representante le llamó para decirle que Mick Jagger actuaba en Madrid y que, a cambio de cinco millones de pesetas, quería que Camarón cantara en una fiesta privada que iba a organizar.

«Contestó que no, que esos gachés no sabían de flamenco» y semanas después cantaba gratis en un festival para recaudar fondos para ayudar a un guitarrista. Este es uno de los muchos detalles de ahora, con este libro que edita Espasa, engrosan la leyenda de Camarón.

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