Robert Emerson Lucas Jr., premio Nobel de Economía en el año 1995, ha fallecido este pasado lunes 15 de mayo a los 85 años. Uno de los economistas más sobresalientes de su generación, fue uno de los artífices de retar al keynesianismo que era el paradigma económico dominante y salir victorioso. Es el economista más importante de finales del siglo XX en boca de compañeros de profesión como Olivier Blanchard o Gregory Mankiw. Sus contribuciones son hoy en día estudiadas en las universidades y seguidas en la academia. Según Keynes, los hombres “suelen ser a menudo esclavos de algún economista difunto”. Por ello en este artículo, expondré sus aportaciones más relevantes de forma didáctica para contribuir a que el lector medio conozca a uno de los responsables más importantes del pasado siglo de hacer avanzar esta ciencia social.
Biografía
Nació en Yakima (Washington) en el año 1937. Sus padres se habían trasladado a Yakima desde Seattle, para abrir un pequeño restaurante, The Lucas Ice Creamery. El restaurante fue víctima de la recesión de 1937-38, y durante la Segunda Guerra Mundial la familia se trasladó a Seattle, donde su padre encontró trabajo como instalador de vapor en los astilleros y su madre reanudó su anterior carrera como artista de moda.
Tras graduarse en el instituto, asistió a la Universidad de Chicago, donde se licenció primero en Historia. Leyendo al historiador belga Henri Pirenne, cuyo relato del final de la época romana hacía hincapié en la continuidad de la vida económica frente a las grandes perturbaciones políticas, se interesó por la economía. En 1964 se doctoró en esa especialidad, discípulo de dos gigantes de la disciplina: Paul Samuelson y Milton Friedman. Desde entonces, trabajó, enseñó y siguió investigando, primero en la Universidad Carnegie Mellon y, más tarde, en la Universidad de Chicago. Tenía dos hijos con su primera esposa, Rita Lucas, de la que se separó en 1982 y se divorció años después. Desde 1982 convivía con Nancy Stokes. Fue laureado con el Premio en Ciencias Económicas en memoria de Alfred Nobel en 1995. No obstante, sus discípulos consideraban que merecía dos premios Nobel.
Teoría de las expectativas racionales
Se suele decir que las expectativas mueven los mercados. La influencia de las expectativas en el análisis económico es muy destacada, siendo una de las variables clave que diferencian la Economía de las ciencias naturales.
Las expectativas hacen referencia a la previsión que hacen los agentes económicos sobre la evolución de las variables económicas. Ya existían intuiciones respecto a la influencia de las expectativas en los agentes en las obras de los autores clásicos (p.e. Adam Smith, Ricardo o Malthus consideraban que los salarios de subsistencia estaban guiados por las expectativas y aspiraciones de los trabajadores).
La obra de Henry Thorton se puede interpretar como punto de partida donde las expectativas alcanzan un rol mayor. Irving Fisher por su parte, le otorgó un papel protagonista a las expectativas en la determinación de la tasa de inflación. Este es el famoso efecto Fisher, donde cambios en la inflación esperada (las expectativas de los agentes sobre la inflación) influyen directamente en el tipo de interés nominal.
Por su parte, Keynes en su colosal obra “Teoría General de la Ocupación, el Interés y el Dinero”, coloca a las expectativas un plano central en la determinación de la producción y el empleo en la economía. Argumentaba que las decisiones económicas no siempre se basan únicamente en cálculos racionales y razonamientos lógicos, sino que también están influenciadas por las actitudes subjetivas y las expectativas de los individuos. Estas actitudes y expectativas, según Keynes, están impulsadas por los «animal spirits«: los impulsos irracionales y emocionales de los agentes económicos. Tenían especial influencia en los empresarios y por ende en la inversión, lo que volvía a esta variable la más volátil de las que componen la demanda agregada.
Sin embargo, esta concepción de las expectativas en la literatura económica se interpretaba dentro de un esquema generalmente estático y exógeno. Esta concepción se verá desplazada por la Teoría de la Expectativas Adaptativas formulada por Philip Cagan y popularizada por Milton Friedman. El enfoque cambia, los agentes ahora aprenden de sus errores, por lo que utilizan la información pasada para predecir los cambios en las variables económicas.
A pesar de las ventajas que tiene esta teoría para su utilización en los modelos econométricos, pecaba de inconsistencia al generar errores sistemáticos en la predicción de los modelos. Por ello, John Muth en el año 1961 introdujo por primera vez las expectativas racionales en el análisis económico; los agentes utilizan toda la información relevante disponible, no desperdician información, saben que equivocarse sistemáticamente es costoso por lo que sus predicciones si bien no son exactas deberían ser acertadas en promedio y sus errores deben ser mínimos y aleatorios.
Esta teoría es incorporada por Lucas en un modelo dinámico de equilibrio general. En su artículo “Expectations and the Neutrality of Money” utilizando la nueva teoría de las expectativas racionales, desafía el paradigma keynesiano. A modo de resumen, Lucas describe dos cuestiones que han sido fundamentales en el análisis macro desde entonces. La primera es la importancia de la microfundamentación de la macroeconomía, es decir, las relaciones agregadas deben funcionar como lo hacen las relaciones entre los individuos dentro de un mercado. Para ello, es necesario asumir la racionalidad de los agentes que, aunque no son infalibles, sí intentarán utilizar toda la información a su alcance para lograr sus fines de la mejor forma.
La segunda cuestión que, si los agentes pueden anticipar lo que ocurre en el mercado (en un contexto de información perfecta), pueden predecir los efectos de las políticas fiscales o monetarias, anticiparse a ellas y que estas queden sin efecto. Por tanto, cuestiona la efectividad de estas políticas, puesto que solo serán efectivas si son “sorpresivas” para los agentes. Así, la política fiscal o monetaria no tendría la capacidad para estimular la economía (como mucho, de forma temporal si estamos ante información asimétrica) y las recetas hasta entonces dominantes serían inútiles.
Crítica de Lucas
Como podemos ver, las implicaciones de esta teoría sacuden la macroeconomía tal y como se veía hasta entonces. En su artículo “Econometric Policy Evaluation: A Critique”, conocido comúnmente como Crítica de Lucas, desentraña la forma de evaluar la política económica hasta entonces. Esto es una consecuencia lógica de aplicar la teoría de las expectativas racionales y su crítica a los modelos econométricos.
En primer lugar, estos modelos utilizaban las predicciones pasadas para prever los sucesos futuros. Sin tener en cuenta cómo varían las expectativas futuras de los individuos a cambios en la política, estos modelos fallan sistemáticamente en sus predicciones. Lucas constata la ineficiencia de los modelos existentes para evaluar las consecuencias de la política económica puesto que es fundamental tener en cuenta la variación de las expectativas de los agentes para realizar predicciones útiles.
Por tanto, ante la imposibilidad de evaluar correctamente los efectos de las políticas, debemos repensar las herramientas que utilizamos para evaluarlas. El efecto de la política económica será diferente si los agentes anticipan o no los efectos de dicha política. Es fundamental por tanto tener en cuenta esto para construir herramientas eficientes que analicen los efectos de la política económica en un entorno dinámico.
Mostrando así las costuras del enfoque macroeconómico dominante, demostró la necesidad de aplicar los fundamentos microeconómicos en la macroeconomía. Las relaciones agregadas deberían comportarse como lo hacen cada uno de los individuos que lo componen.
Legado
La sombre de las ideas de Lucas es extensa. Su Modelo de las islas, su aportación en la Teoría del Crecimiento Endógeno de Romer, su explicación sobre la neutralidad del dinero o su influencia en la Teoría real del ciclo económico de Prescott son solo algunas de sus grandes aportaciones a la Economía.
Robert Lucas recibió el Premio Nobel de Economía en el año 1995 por su ampliación de la hipótesis de las expectativas racionales y así mejorar el análisis macroeconómico y la política económica.
Su influencia fue tal que dio lugar a una nueva escuela de pensamiento, la Nueva Economía Clásica. A su vez, provocó un giro en sus adversarios, que adoptaron alguna de sus ideas como las expectativas racionales o la microfundamentación de la macroeconomía, dando lugar a la Nueva Economía Keynesiana.
Este artículo es un homenaje a un economista excepcional, valiente, rebelde y del que la divulgación de sus ideas es imprescindible.