EE.UU. y China pactan rebajar sus aranceles recíprocos

Banderas EEUU China
Después de años de confrontación arancelaria entre las dos principales potencias económicas del mundo, Estados Unidos y China han alcanzado un acuerdo para rebajar sus aranceles recíprocos

El nuevo acuerdo alcanzado en Ginebra establece una reducción histórica de 115 puntos porcentuales en los aranceles recíprocos, lo que supone el gesto más tangible de acercamiento desde el inicio de la guerra comercial iniciada por Donald Trump.

"Ambos tenemos interés en un comercio equilibrado. Estados Unidos seguirá avanzando hacia eso", declaró el secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, tras la firma del acuerdo.

¿En qué consiste la rebaja de aranceles?

Según el comunicado conjunto, China reducirá sus aranceles del 125% al 10% durante los próximos 90 días, mientras que EE.UU. recortará los suyos del 145% al 30% en ese mismo período. Esta medida temporal pretende aliviar las tensiones comerciales, restablecer la estabilidad en los mercados y permitir avances sustanciales en futuras negociaciones estructurales.

Ambas partes también han decidido establecer un mecanismo permanente de consulta, con el objetivo de prevenir futuras escaladas y mantener un canal de diálogo constante entre las delegaciones comerciales.

Origen y escalada de la guerra comercial

La guerra comercial comenzó en 2018, cuando el entonces presidente Donald Trump aplicó aranceles a productos chinos por valor de miles de millones de dólares, alegando prácticas comerciales desleales por parte de Pekín, como el robo de propiedad intelectual, la manipulación de divisas y subsidios industriales opacos.

Desde entonces, la relación comercial bilateral se convirtió en una sucesión de represalias, alcanzando niveles récord en 2025 con tarifas que superaban el 140% en algunos casos.

Las consecuencias se extendieron más allá de las fronteras: los mercados globales se resintieron, las cadenas de suministro se rompieron y los consumidores de ambos países soportaron precios más altos.

¿Quién gana con esta reducción de aranceles?

Esta nueva etapa de diálogo comercial ha sido recibida con alivio por las principales bolsas internacionales, que han reaccionado al alza tras el anuncio del acuerdo. Las empresas tecnológicas, manufactureras y agrícolas —especialmente en EE.UU.— ven con esperanza esta distensión como una oportunidad para recuperar terreno perdido.

En China, sectores como el automotriz y el de semiconductores también celebran la noticia, ya que podrían volver a acceder a componentes y maquinaria clave sin aranceles prohibitivos.

No obstante, expertos advierten que este acuerdo no es una solución definitiva. La duración limitada (90 días) y la falta de compromisos estructurales podrían llevar a una nueva escalada si no se alcanzan avances más profundos durante este plazo.

¿Principio del fin o mera tregua?

La reducción arancelaria entre Estados Unidos y China marca un punto de inflexión en una de las disputas comerciales más prolongadas y dañinas del siglo XXI. El establecimiento de un mecanismo de consulta permanente sugiere una voluntad renovada de cooperación, aunque el camino hacia un acuerdo duradero está plagado de desafíos.

Solo el tiempo dirá si este gesto representa el inicio de una nueva era de comercio bilateral basado en la confianza y el equilibrio o si es simplemente una pausa en un conflicto mayor.