En su defensa de la reforma, Caamaño ha resaltado que el proyecto es necesario para dotarnos de instrumentos más eficaces para combatir determinados tipos de delincuencia y para trasladar a nuestro sistema penal el reproche social que merecen ciertas conductas, como la corrupción o los delitos contra la indemnidad sexual especialmente en el caso de que menores.
"Las normas penales no deben hacerse con el corazón, sino con la razón, para que sean expresión ponderada y conjunta de la dignidad de todos", ha dicho el ministro, que ha subrayado que la reforma incorpora la "perspectiva" de las víctimas, al tiempo que respeta los principios de reinserción y proporcionalidad que exige la Constitución.
Caamaño, que se ha congratulado de la acogida que el proyecto ha tenido entre la mayoría de las fuerzas políticas, ha tendido la mano también a los grupos que piden su devolución, a quienes ha invitado a unirse al diálogo y el consenso durante la tramitación parlamentaria de la reforma que hoy comienza.