El premio Cervantes de 1994 respondió a la pregunta sobre la tesis que señala que no le dan el Premio Nobel por su militancia liberal afirmando que no sabe si eso es cierto.
"Pero si es así, no cambiaré mis convicciones por premios literarios", agregó.
Vargas Llosa argumentó que el tipo de literatura que hace responde a las ideas que aprendió de joven leyendo al francés Jean-Paul Sartre, un autor que en su opinión "envejeció muy rápido" debido a la falta de espontaneidad de sus escritos, pero con el que coincide en lo que respecta al "escritor comprometido".
"Sartre carecía de espontaneidad. Ese elemento vital, espontáneo, inesperado, la impredecibilidad de la vida. Ese es un elemento fundamental en toda gran literatura. En Sartre eso nunca existió", afirmó el autor de "Conversación en La Catedral".
Definió también Vargas Llosa el tipo de sociedad a la que cree América Latina debe aspirar: "una sociedad democrática, liberal y antiautoritaria, abierta e integrada al mundo", un camino que en su opinión permitirá más progreso, reducir la violencia y elevar los niveles de vida de la gente.
"Y esas cosas en las que yo creo que me llevan a conflictos y polémicas con regímenes como Fidel Castro o (Hugo) Chávez, y antes con (Augusto) Pinochet", agrego el peruano, aunque reconoció que a veces se equivoca, ya que la única forma de no hacerlo es mantenerse mudo, algo que, en su opinión, no va con su forma de ser.
Precisamente, el autor de La Casa Verde o La fiesta del Chivo criticó a aquellos escritores "que se encierran con sus libros", a los jóvenes escritores, donde encuentra "mucho desprecio por la política".
"Y eso no me parece, si la política se queda en manos sólo de los políticos se corre el riesgo de que se pudra", sentenció.