Tras el alivio por el "sí" irlandés, Bruselas dirige su presión sobre Praga
En opinión del jefe del Ejecutivo comunitario, la ratificación final del Tratado es "una cuestión de respeto con las instituciones".
Barroso ha expresado su esperanza de que, "ahora que todos los estados miembros han aprobado democráticamente el Tratado", se completen "lo antes posible" los procedimientos necesarios en Polonia y la República Checa para que pueda entrar en vigor.
Tras el refrendo popular, Irlanda podría tener completada la ratificación del nuevo tratado en un par de semanas, lo que eleva a 25, de un total de 27, el número de estados que habrán finalizado los trámites antes de la cumbre de jefes de Estado o gobierno europeos prevista para finales de octubre en Bruselas.
Por lo que respecta al estado número 26, Polonia, el presidente de turno de la UE, el primer ministro sueco Fredrik Reinfeldt, recordó este sábado que su presidente, Lech Kaczynski, se ha comprometido a terminar la ratificación de su país en breve, una vez conocido el resultado positivo del referéndum en Irlanda.
En cuanto al estado vigésimo séptimo, la República Checa, el primer ministro sueco confió en que la respuesta del Tribunal Constitucional checo pueda conocerse en "dos o tres semanas".
En ese plazo el alto tribunal debería decidir si acepta el nuevo recurso planteado por un grupo de senadores conservadores, del partido de Klaus, sobre la compatibilidad del tratado con la Constitución checa, cuestión ya resuelta anteriormente.
"Tenemos que respetar los procedimientos constitucionales en la República Checa como hemos hecho en otros países", ha reconocido Barroso.
Pero ha recalcado que el Parlamento, el Consejo y la Comisión "quieren que esté en marcha lo antes posible el Tratado de Lisboa".
En ese sentido, Barroso indicó que participará el próximo miércoles en Bruselas en una reunión convocada por Reinfeldt, a la que ha sido invitado el primer ministro checo, Jan Fischer, el mismo día en que el pleno del Parlamento Europeo analizará el resultado del referendo.
Preguntado por la posibilidad de hablar en los próximos días con Klaus, Barroso contestó que ya habló anteriormente con él, en Jabárovsk (Rusia) y en Seúl, donde ambos presidieron en mayo pasado sendas reuniones con las autoridades rusas y coreanas.
"Le pregunté francamente sobre esto (la ratificación del Tratado), y todo lo que puedo decir que obtuve de él fue que no se opondría al final a la firma", aunque no lo haría antes del referéndum irlandés, aseguró Barroso.
Así pues, se mostró confiado en que "el presidente Klaus firmará finalmente el Tratado".
"Ha sido elegido por el Parlamento; la legitimidad del presidente de la República Checa es el Parlamento de la República Checa, y el Parlamento ha votado el Tratado, por lo que sería una completa contradicción que, basando en ese órgano su legitimidad, no respete la decisión del Parlamento".
Reacción de Klaus
Tras conocer el resultado del referendo irlandés, Klaus lamentó este domingo desde Praga que la consulta hay sido "la última oportunidad" para disentir del actual proceso de integración europea, ya que, en su opinión, no habrá más consultas ciudadanas, y declinó pronunciarse sobre cuándo firmará el documento comunitario.
Despejada la incógnita irlandesa, los gobiernos europeos comenzarán a preparar la decisiva cumbre del 29 de octubre en la que deben decidir el camino a seguir para aplicar el nuevo tratado.
Se da por descontado que, incluso si las últimas ratificaciones se producen con celeridad, la actual Comisión Europea deberá permanecer en funciones un tiempo más, tal vez hasta finales de año.
En ese tiempo se completaría el nuevo Ejecutivo, que volverá a presidir el conservador portugués Durao Barroso, y los Veintisiete deberán designar a un nuevo Alto representante para la política exterior y nombrar al primer presidente estable de la Unión.
Barroso rechazó "especular" con el nombre de la persona destinada a convertirse en presidente del Consejo Europeo. De momento, sólo hay una candidatura oficial para el puesto, la del ex primer ministro británico laborista Tony Blair.