Obama se enfrenta al último intento para sacar adelante la reforma sanitaria

Pese a las declaraciones de la Casa Blanca, la reforma cuenta con la oposición de la minoría republicana -que critica, entre otras cosas, el gasto que representará su puesta en marcha- y de un grupo significativo de demócratas, tanto conservadores como liberales. Eso convierte en necesario cada voto a favor que la Casa Blanca y los líderes demócratas consiguen arañar. Hasta el momento, los demócratas reconocen que no tienen confirmados los votos necesarios para aprobar la medida. La medida se encuentra estancada desde que los demócratas perdieron la mayoría absoluta en el Senado.

Debido a la oposición de los republicanos, la mayoría demócrata se plantea recurrir a una maniobra parlamentaria que le permitiría aprobar la medida por mayoría simple, en lugar de la mayoría absoluta que requiere el procedimiento ordinario. La idea es que la Cámara de Representantes apruebe el proyecto de ley que ya pasó el Senado en diciembre, que muchos congresistas demócratas en la cámara baja consideran deficiente. Inmediatamente después se presentaría un segundo proyecto de ley, con enmiendas al primero más del gusto de los congresistas recalcitrantes.

Votación

Ese segundo proyecto de ley se sometería a votación mediante el procedimiento conocido como "reconciliación", que normalmente se reserva para medidas presupuestarias, y que requiere únicamente 51 votos a favor, en lugar de los 60 que normalmente hacen falta para evitar bloqueos de la oposición. Pero ante la resistencia de muchos congresistas demócratas para votar a favor de la versión del Senado, la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, se plantea otra opción, una maniobra parlamentaria que daría por aprobado ese proyecto de ley sin necesidad de votarlo ("deem and pass"). Esa posibilidad ha encontrado tal resistencia entre algunos congresistas que informalmente ya se ha empezado a denominar entre los "bloggers" como "demon pass" ("el pase del demonio").