España, enferma internamente pero con poderío exterior, ha de hallar una nueva base (por Irwin Stelzer)
"La impresión de los españoles de que el paro es una condición natural no es el único factor de la relativa tranquilidad con que se acepta una tasa del 20%. Hay un generoso sistema de prestaciones que paga durante dos años entre el 80 y el 90% del último salario percibido, lo que hace que los parados sean reacios a aceptar casi todas las ofertas de empleo. Lo que complica el problema: los patrones son reacios a contratar personas que han estado satisfechas de haber estado sin trabajar en los dos últimos años, sobre todo porque, si luego son despedidos, el empleador ha de pagar el equivalente a entre 30 y 40 días de salario por cada año trabajado".
"Por último, hay una economía sumergida que permite a muchos de los que están recibiendo la subvención por paro obtener otros tipos de ingresos. García-Legaz y otras personas con las que hablé calculan que la producción de la economía sumergida oscila entre el 20 y el 25% del PIB. Además del cuadro del paro, hay una situación presupuestaria igual de lúgubre. Sin embargo, hasta que Zapatero supere la oposición de los sindicatos, que le apoyan, a la reforma del mercado de trabajo, algo por lo que no ha mostrado inclinación alguna, los continuos aumentos de los costes laborales seguirán poniendo fuera del alcance un robusto crecimiento. Los dirigentes españoles esperan recortar el paro y convertir su nación dependiente del cíclico sector de la construcción en una economía del siglo XXI basada en el conocimiento. Si España desea evitar convertirse en el enfermo de Europa, hará falta algo más que deseos y discursos".