Berlusconi: "A mí como mafioso no me han detenido todavía"

El Gobierno está llevando adelante su lucha contra las organizaciones criminales. Detuvimos un gran número de mafiosos y fugitivos y esto es un éxito muy importante, que nos da confianza para poder continuar y llegar por fin a acabar con las organizaciones criminales de nuestro país", declaró Berlusconi.

Tampoco faltó una de sus bromas: "El ministro (de Interior) Maroni sabe que saltará a la historia por eso y está muy empeñado en su propósito, pero a mí como mafioso no me han detenido todavía". Sin embargo, permanecen aún zonas de sombras en los episodios más sangrientos de la historia de la mafia en Italia, como la matanza de Paolo Borsellino, el juez antimafia que murió con sus cinco escoltas en un atentado perpetrado por la asociación criminal de Sicilia en 1992.

La mafia italiana colaboró con las instituciones oficiales

Este jueves, en el programa televisivo de RAI2 "Annozero", el ex ministro de Justicia Claudio Martelli desveló que Borsellino supo de la supuesta negociación entre Cosa Nostra y el Estado.

Martelli contó que el magistrado fue informado de la intención de la mafia de colaborar con las instituciones italianas por Liliana Ferraro, que fue directora de los Asuntos Penales del Ministerio y estrecha colaboradora del otro juez antimafia, Giovanni Falcone, asesinado por la Cosa Nostra el 23 de mayo de 1992, informaron este viernes los medios italianos.

Martelli, que fue ministro de Justicia del 1991 al 1993 cuando el democristiano Giulio Andreotti era jefe del Gobierno, fue el principal apoyo de Falcone y conoce bien los acontecimientos sicilianos de aquel período.

Fue en 1992 cuando ocurrió el episodio revelado por el ex ministro en el programa de información conducido por el periodista Michele Santoro, dedicado ayer a las "Verdades escondidas de la mafia". "Liliana Ferraro me comunicó que Giuseppe De Donno le dijo que Vito Ciancimino tenía la voluntad de colaborar, a cambio de garantías y coberturas políticas", explicó Martelli.

En aquella época, De Donno fue capitán de los carabineros del Grupo Operativo Especial (ROS), que se ocupa de investigar la mafia y el terrorismo, y Ciancimino, ahora fallecido, fue el alcalde mafioso democristiano de Palermo. Según relató el ex ministro de Justicia, Ferraro contestó al capitán del ROS que tenía que hablar del asunto directamente con Borsellino y fue ella misma quien informó al magistrado.

"Oportunamente y sin necesidad de consultarme, Ferraro dijo a De Donno que Ciancimino, antes de pedir garantías y coberturas políticas, tenía que referir estas cosas al juez competente, es decir a Borsellino", aseguró Martelli.

Las revelaciones del ex ministro, según los medios italianos, arrojan luz nueva sobre la muerte del magistrado antimafia, porque, si el relato de Martelli fuera confirmado, significaría que, algunos días antes de ser asesinado, Borsellino supo de la voluntad de negociación entre Cosa Nostra y el Estado.

El líder del partido político Italia de los Valores (IDV), Antonio Di Pietro, refirió, además, que, a principios de los 90, existía un informe reservado del ROS en el que había escrito que "a Borsellino y a Di Pietro hay que cargárselos".

"Por eso tuve que trasladarme a Costa Rica algunos meses, con mi mujer y mi hija, con un pasaporte de cobertura y una falsa identidad", aseguró Di Pietro, que en aquella época era magistrado.

En el programa de RAI2 habló también Agnese Borsellino, viuda del juez antimafia, que dirigió esta llamada: "Pido de rodillas a los colaboradores de la justicia, cómplices y no del atentado en el que murió mi marido, que arrojen luz sobre los que ordenaron y quisieron aquella matanza anunciada. Vuestra colaboración será un acto de amor".

Nuestro Gobierno tiene en contra a todos

En una intervención telefónica en el informativo matinal de Canale 5, una de las cadenas de televisión de su propiedad, Berlusconi dijo que el 68,7 por ciento de los italianos está con él, en medio de las polémicas que le envuelven, la más reciente, la posibilidad de que se reabran lo dos procesos judiciales abiertos contra él tras la derogación de la ley de inmunidad.

"Salvo el pueblo, esto es, el 68,7 por ciento de los italianos, nuestro Gobierno tiene en contra a todos: una minoría muy organizada de magistrados rojos, el 70 por ciento de la prensa escrita, todos los debates de la televisión pública, los espectáculos satíricos. El jefe del Estado sabéis a qué lado político pertenece", indicó.

"Y por ello, agradezco a los italianos el apoyo que siguen dándome y me hacen sentir en la obligación de devolverlo con un compromiso aún mayor. Y sé que mi deber es el de gobernar durante los cinco años de la legislatura hasta el final del mandato que el pueblo italiano me ha dado", añadió.

El pasado miércoles el Tribunal Constitucional italiano decidía invalidar el "Laudo Alfano", la ley de inmunidad que permitía mantener suspendidos dos procesos contra Berlusconi, lo que ha hecho que, tras la derogación, se plantee la posibilidad de que el jefe del Ejecutivo dimita, extremo que él mismo ha descartado.

Sin inmunidad

"Existe aún algún juerguista que tiene el coraje de mantener aún que debería dejarme procesar. Pero contra mí ha habido 109 procedimientos, más de 2.500 audiencias, más de 530 investigaciones y he tenido que gastar más de 200 millones de euros para pagar asesoría y abogados", comentó Berlusconi.

"Sobre el juicio del Constitucional sobre el 'Laudo Alfano' no me había hecho ilusiones porque se trata de un organismo político que emite sentencias políticas que son, por tanto, sentencias partidistas", añadió.

En el telediario de su cadena, el primer ministro abordó además la nueva polémica que se ha generado entre él y el presidente de la República, el ex comunista Giorgio Napolitano, tras la decisión del Constitucional, al insinuar Berlusconi una influencia del jefe del Estado en el dictamen del Tribunal.

"No creo -apuntó- que sea algo nuevo, pero hace falta limpiar el terreno de demasiadas hipocresías. La cohabitación política no es fácil en ningún país, también en Francia ha habido dificultades".

"En Italia existe una dialéctica innata en los papeles diversos que la Constitución otorga al presidente de la República y al presidente del Gobierno. Y no creo que esta dialéctica sea modificada por una sentencia política de la Corte Constitucional. Pero queda claro a todos que no hay nadie en Italia que se pueda considerar 'super pares'", agregó.