Ruth Beitia logra el oro de la perseverancia
Ruth Beitia logró la medalla de oro olímpica en salto de altura en una final disputadísima en la que las cuatro últimas atletas vivas en la competición derribaron el listón en los dos metros. Sin embargo, la santanderina logró el triunfo gracias a que pasó con mucha solvencia y sin ningún nulo las cotas de 1,88, 1,93 y 1,97. En las anteriores cuatro finales olímpicas el oro se logró con 2,04, pero con el nivel actual de la competición era de esperar que en esta cita de Río no se llegase tan alto.
En cualquier caso, su triunfo tiene un mérito especial, puesto que a sus 37 años ya llama la atención que se mantenga en activo al máximo nivel. De hecho, Ruth Beitia estuvo retirada durante tres meses, tras lograr la cuarta plaza en Londres. Sin embargo, el gusanillo de la competición le picó nuevamente y su entrenador Ramón Torralbo la convenció para que regresara. Por ello, esta mujer considera que le debe a su técnico el 50% de lo que ha conseguido en su dilatada carrera. Desde 2005, la cántabra, que en los últimos años ha compaginado el deporte con la política, acumulaba medallas en Europeos, Mundiales y en la Liga de Diamante, pero nunca había logrado una presea en unos Juegos. También estuvo en Atenas, donde no pasó el corte, y en Pekín, donde tuvo que conformarse con la séptima posición.
En cambio, en esta ocasión, Ruth llegó con toda la calma del mundo a la final. Hizo su curioso gesto con el brazo antes de cada salto, siempre con una sonrisa en la boca, y dio la sensación de que en todo momento esperaba hacer algo grande. Pasó todas las alturas con mucha solvencia e incluso en la última fue la que más cerca se quedó de no tirar el listón. En parte su triunfo se debe a que desde su reaparición en las pistas ve la presión como algo positivo e intenta vivir el día a día sin mirar más allá, por lo que su posible retirada tampoco le atormentó en absoluto.
Sus rivales tampoco fallaron
Además, la final se puso al rojo vivo, puesto que sus dos grandes rivales lograron pasar el 1,97, aunque tanto la croata Blanka Vlasic, como la estadounidense Chaunté Lowe cometieron algún nulo. La bulgara Mirela Demireba se coló contra todo pronóstico en los lugares de privilegio y finalmente se llevó la plata, mientras que Vlasic, que compitió tocada, fue bronce. Hasta ahora, Ruth siempre decía que a la hora de elegir su momento preferido en el atletismo se quedaba con el camino recorrido, pero seguro que este oro puede cambiar hasta eso.
La alemana Marie-Laurence Jungfleisch, autora de la mejor marca mundial del año, cedió ante la presión y retiró el listón tres veces en 1,93. Del mismo modo, la campona junior, que posee el récord de esa categoría, la norteamericanaVashti Cunningham cayó a las primeras de cambio en el salto sobre 1,88. Ya en la clasificación está atleta tuvo muchos problemas para sobrepasar la mínima de 1,94 que la atleta cántabra superó con comodidad en su primer intento. Por último, las sanciones a las rusas también despejaron mucho el camino hacia el podio e incluso el positivo de Chícherova en Londres le puede hacer ganar el bronce de esa cita, aunque todo eso está a la espera de confirmación.
Ruth Beitia es la primera mujer española en conseguir un oro olímpico (Fermín Cacho y David Plaza son los dos hombres que lo han logrado), puesto que solo María Vasco había logrado una presea anteriormente (en Sídney 2000). Este es el séptimo oro de España en Río, la decimocuarta en total, pero en el caso de la saltadora cántabra es el mejor premio a toda una carrera. "26 años caminando para esto. Es un sueño hecho realidad. Estoy feliz. He ido a decirle a Ramón Torralbo que le quería porque se lo digo muy poco", comentó la atleta al saberse ganadora. Ruth se esforzó en contener la emoción en sus declaraciones, pero al llegar al podio rompió a llorar a lágrima viva.
Felipe Poza