Raphael revienta los escenarios en Mérida tras superar un linfoma cerebral
El artista emociona en su "gran noche" con un repertorio de 30 canciones y una ovación incesante del público. El Teatro Romano de Mérida se rinde al regreso del mito, que volvió a cantar tras seis meses de silencio forzado por la enfermedad
Raphael ha vuelto. Y lo ha hecho como solo lo hacen los grandes: con el alma en la garganta, la elegancia vestida de negro y el corazón latiendo a ritmo de ovación. Tras seis meses de obligado retiro por un linfoma cerebral primario diagnosticado a finales de 2023, el icónico cantante jienense ha resurgido sobre el escenario del Teatro Romano de Mérida para ofrecer un recital inolvidable.
La Stone & Music Festival fue testigo del retorno de un Raphael de 82 años que, lejos de rendirse, ofreció 30 canciones en una actuación que duró más de dos horas. El público, completamente entregado, lo ovacionó durante cinco minutos antes incluso de que comenzara el concierto. Al final, otros diez minutos de aplausos esculpieron su nombre en la historia del festival y de la música española.
Una "gran noche" que quedará para el recuerdo
El recital arrancó con ‘La noche’, una pieza que el artista interpreta desde hace casi seis décadas y que ahora cobra un nuevo sentido. Con su voz intacta y poderosa, Raphael demostró que sigue siendo aquel que no se rinde, el que se crece ante la adversidad.
Durante el espectáculo, el cantante alternó momentos de pie con otros más íntimos y reposados. En temas como ‘Si no estuvieras tú’, ‘Amo’ o ‘Volveré a nacer’, cantó sentado, rodeado de diez músicos que acompañaron con mimo su vuelta, destacando el piano, sobrio y brillante.
De Piaf a Violeta Parra, pasando por los clásicos eternos
Además de repasar su extenso repertorio –con himnos como ‘Mi gran noche’, ‘Yo soy aquel’, ‘Qué sabe nadie’ o ‘Escándalo’–, Raphael rindió tributo a sus influencias musicales más queridas. Interpretó en francés joyas de la chanson como ‘La vie en rose’, ‘Padam padam’ y ‘Je ne regrette rien’, en homenaje a Édith Piaf.
También cruzó el Atlántico para ofrecer emocionadas versiones de clásicos latinoamericanos como ‘Gracias a la vida’, de Violeta Parra, y ‘Que nadie sepa mi sufrir’, popularizada por Ángel Cabral y Enrique Dizeo.
Raphael, eterno
La sonrisa inquebrantable de Raphael estuvo presente toda la velada, especialmente cuando el concierto parecía llegar a su fin y él mismo decidió regalar cinco joyas más: ‘En carne viva’, ‘Ámame’, ‘Estar enamorado’, ‘Yo soy aquel’ y ‘Como yo te amo’. El público, emocionado, volvió a ponerse en pie, consciente de estar presenciando una noche histórica.
En palabras que podrían haber sido escritas para él, Rubén Darío dijo: «El canto vuela, con sus alas: armonía y eternidad». Y así voló anoche Raphael: con alas, con música y con verdad.