'El hombre sin pasado'

Tae-Shik es un hombre solitario, que tan solo se relaciona con la hija de una vecina, una niña de diez años. Esconde un pasado violento, pero cuando la pequeña desaparece, Tae-Shik regresará al mundo del que ha estado huyendo para rescatarla. El rescate será mutuo

Crítica de Glady de la Cruz

No es usual llegar a las salas comerciales y encontrar cine asiático. Y menos una película coreana. Pero en el caso de este largometraje se entiende bien que haya llegado a nuestras pantallas, porque es una película de acción que suele gustar al público masculino en general: disparos, artes marciales, y algún que otro toque de humor. Una de esas que encajan en canales como 'Nitro'.

La sinopsis es muy parecida a cualquier película en la que salga Bruce Willis o Steven Seagal: Won Bin interpreta a Tae-Shik, el dueño de una casa de empeños: es joven, pero se intenta aislar de la sociedad. Y la única persona que le aguanta es su vecina de diez años. La madre de la pequeña es una bailarina de un club nocturno, que involucrará al dueño de la casa de empeños en un gran problema cuando roba a unos narcotraficantes. Madre e hija terminan secuestradas, y cómo no, él es el único que puede rescatarlas.

Aunque el argumento ya nos suena, esta película es una perfecta mezcla de elementos asiáticos y americanos: mientras que en las películas de Hollywood, abundan las escenas con un exceso de armas de fuego, en el cine asiático podemos aburrirnos viendo como los "malos" atacan de uno en uno al protagonista, que nunca utiliza pistola alguna y siempre resulta victorioso. 'El hombre sin pasado' no cae apenas en ninguno de los dos clichés, y por eso no llega en ningún momento  a ser monótona.

La interpretación de los personajes no es de premio pero sí de mención: igual a Won Bin le falta un hervor para este tipo de películas -es la primera que hace de protagonista en este género-, pero lo compensa Kim Sae-Ron, que ha sido calificada en algunos círculos como "la Dakota Fanning coreana".

Un par de cosas sí que no convencen para nada : el pasado del "hombre sin pasado", que resulta tan típico como poco interesante, además del corte de pelo a mitad de la película, que hace de enlace entre dos personas: el Tae-Shik abandonado, y el que lucha por rescatar a la niña. Y lo que se suponía que era un elemento emotivo, el pintauñas amarillo, causa risa en lugar de sentimientos.

El final, una mezcla imposible de humor y emoción, hace que el espectador termine el filme con incredulidad, y puede que con algo de decepción. Pero puede ser visto como una moraleja: cada uno debe responsabilizarse de sus actos.

Es considerada la película coreana más taquillera, y en su paso por distintos festivales internacionales ha conseguido buenas críticas. Sí, es una película más de acción, pero con ciertos elementos que la hacen peculiar, a su manera. Y sólo por eso ya merece verla.

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