El objetivo de esta medida, ha explicado el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, es dotar de la "máxima protección" a este complejo escultórico y "garantizar su conservación", a la vez que hacerlas "accesibles" para el conjunto de la ciudadanía, que con esta decisión deberá tener la opción de visitarlas un mínimo de cuatro días al mes.
De las nueve estatuas, siete de ellas están repartidas entre el museo de la catedral de Santiago de Compostela y el museo de Pontevedra, mientras que las dos restantes -que representan a los profetas bíblicos Abraham o Jeremías e Isaac o Ezequiel- las tiene la familia Franco.
Recientemente, estas dos obras fueron objeto de polémica después de que el ayuntamiento de la capital gallega presentase una demanda contra los herederos del dictador por la propiedad de las mismas, una iniciativa similar a la tomada por el Estado con respecto al Pazo de Meirás y que ha suscrito la Xunta.
Preguntado sobre si la declaración como BIC puede influir en este proceso, Núñez Feijóo ha respondido que lo fundamental es dotar de "protección" a las estatuas y que es un asunto que "está judicializado" en el que "corresponde esperar" a la sentencia definitiva después de que, en primera instancia, la resolución fuese favorable a los Franco.
Del mismo modo, ha optado por dar un voto de confianza a los propietarios a la hora de cumplir su obligación de exponerlas al público un mínimo de días, pese a que esta misma norma fue incumplida con reiteración en lo relativo al acceso al Pazo de Meirás.
"Si no se cumple esta decisión que el Consello de la Xunta adopta hoy evidentemente actuaremos en consecuencia", ha advertido el jefe del Ejecutivo gallego, que ha insistido en que es "la obligación que emana de la ley" que rige el uso y la propiedad de los BIC.