martes, abril 16, 2024
- Publicidad -

Manzanares reedita en Madrid «lo» de Sevilla, pero sin tanta redondez

No te pierdas...

El torero de moda de este año, José María Manzanares, ha pasado por Madrid también en triunfo, como hace unos días en Sevilla, donde abrió la Puerta del Príncipe, aunque su Puerta Grande de este miércoles no ha tenido tanta redondez.

Ficha de festejo

Cuatro toros de Núñez del Cuvillo, desiguales de todo, el mejor de ellos el sexto, ovacionado; uno -el primero- de Ortigao Costa, chico y engordado, bajo de raza; y un sobrero que hizo quinto de Carmen Segovia, sustituto de uno de la anterior ganadería, que fue también poca cosa en todo.

Julián López «El Juli»: pinchazo y estocada (silencio); y estocada «en el rincón» (oreja protestada).

Sebastián Castella: estocada delantera caída (silencio); y estocada trasera (silencio tras aviso).

José María Manzanares: estocada al encuentro (palmas tras aviso); y estocada recibiendo (dos orejas).

En cuadrillas, muy bien con «los palos» en el tercero Juan José Trujillo, con un segundo par extraordinario. Saludó montera en mano, invitando a compartir los aplausos al «tercero» Luis Blázquez.

La plaza tuvo lleno de «no hay billetes» en tarde entoldada y con lluvia en los dos últimos toros.

No fue para tanto

Espléndido resultado, con una Puerta Grande, y una oreja más. Y van dos en dos días seguidos. Dos salidas a hombros, dos. Se dice pronto. La «Fiesta» está de enhorabuena, en un momento de lo más esplendoroso. Eso sería lo más fácil de escribir, dejándose llevar por el clima de triunfalismo que se ha vivido estos dos días en Las Ventas.

Pero, no. Ni en la víspera, ni hoy, ha sido para tanto. Conviene dejar las cosas en su sitio. Lo que ocurre es que viene de perlas contar, y hasta cantar, estas «proezas» en tiempos de tantas contradicciones por los que está pasando la Tauromaquia. Porque si a la faena que el día anterior le valió la salida a hombros a Alejandro Talavante, le faltó rotundidad, aún ha tenido más carencias la de hoy de Manzanares.

Así que no se vuelva loco nadie.

Han tenido mérito, por estar «ahí», en algunos momentos con mucha inspiración, inteligencia y valor. Pero las lagunas también cuentan. Y la alta cotización de la Puerta Grande es algo por lo que hay que velar con mucho más celo. Posiblemente, o sin posiblemente, la clave de los triunfos «baratos» de hoy, de exagerada sobrestima, estuvo en «el palco», ya que presidió la corrida la misma persona que hace un año denegó una oreja muy merecida a «El Juli».

El madrileño, al ser requerido este invierno por el usía de entonces para torear, por supuesto gratis, un Festival en Alba de Tormes (Salamanca), se ofreció incondicional. Un festejo que recaudó fondos para una obra social (ojo los malpensados) y en el que se rindió homenaje a «la Fiesta» desde la Asociación de Presidente de Plazas de Toros, entidad que un día presidió el señor Julio Martínez, el mismo del «expolio» del año pasado a Julián López y que hoy le ha dado una oreja con muchos menos pañuelos de los que se precisan en estos casos.

A partir de la concesión del trofeo al «Juli», no hace falta decir que muy protestado, por agravio comparativo, no hubo más remedio que darle las dos orejas a Manzanares. Y ahora, brevemente, al contenido de las faenas. «El Juli» tuvo un primer toro que fue una birria, que se quedó apenas sin picar, y con el que tras un largo, muy largo trasteo, no pegó ni un sólo muletazo que valiera la pena.

El cuarto, enrazado y con mucha «trasmisión», fue bueno sobre todo por el pitón derecho, por donde el hombre se empleó a fondo, media muleta a rastras, consiguiendo series de mucha enjundia. Chapeau para el torero, a pesar de cierta discontinuidad en la faena. Pero no es de recibo la estocada, al caer la espada en lo que antiguamente llamaban «el rincón de Ordóñez, ahora de casi todos los toreros. Así cortó la oreja «El Juli».

Castella estuvo valiente en su primero, sin embargo, le recriminó una voz del siempre crítico tendido «siete» que «eso, a un toro». Está todo dicho. El quinto no humilló, ni aportó nada. El francés intentó poner «la chispa», pero lo que no puede ser, ya lo dijo «El Guerra», además es imposible.

Y por fin, Manzanares. Su primera faena transcurrió con muchas interrupciones por culpa del viento, y aunque tuvo fases limpias y de cierta estética, toreó casi siempre en la línea, citando fuera de cacho. Así no es fácil emocionarse, y menos en Madrid. Lo bueno vino en el sexto. Un gran Manzanares por momentos, toreando con mucho relajo y despaciosidad, muy templado y seguro, con suave ritmo y acompañando con la cintura. Lo mejor, por el derecho. Por naturales se quedó muchas veces descolocado en los remates, aunque la culpa era del toro.

La faena iba a menos cuando de pronto la voltereta, al alargar mucho un cambio de mano por delante. El toro lo vio, se volvió y lo empaló. No pasó nada por fortuna, pero impresionó en el tendido, remontando la frialdad. La estocada, recibiendo, y el doble trofeo sin hacerse «el presi» de rogar.

Al margen de orejas fáciles, al señor Martínez le faltó coraje, o sensibilidad, para echar para atrás en el reconocimiento previo si no toda la corrida al menos un par de toros más, impresentables para la primera plaza del mundo. El peaje de Alba de Tormes está resultando demasiado caro.

Juan Miguel Núñez/Efe

Relacionadas

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

- Publicidad -

Últimas noticias

- Publicidad -