miércoles, abril 24, 2024
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Brasil

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La historia política de Brasil está plena de sobresaltos desde el día mismo que se instituyó como imperio a principios del XIX, cuando allí se trasladó la familia real portuguesa huyendo de la insaciable voracidad napoleónica.

En el siglo XX ha pasado por todo tipo de avatares, democracia parlamentaria y dictadura incluidos.  En la crónica reciente, un presidente, Collor de Melo, tuvo que dimitir por milmillonarios escándalos. Hoy, los dos últimos presidentes están en la picota por diversas causas político-penales.

Brasil es un país con enormes posibilidades por su situación central en América del Sur, por su tamaño, por su población, por sus recursos mineros, petroleros, agrícolas, ganaderos y por estar siempre a un paso de la modernidad gracias a una incipiente pero muy numerosa clase media.

La salud de sus instituciones es de forma intermitente, muy débil

Sin embargo, le ocurre lo que a muchas democracias de origen latino: la salud de sus instituciones es de forma intermitente, muy débil. Aquello que tiene que permanecer por encima de los partidos y las personas, el esqueleto de la administración institucional no es tan sólido.

Dilma Roussef ha sido castigada con un 'impeachment' que por los datos exhibidos se ha ganado a pulso. Y Lula está ya en la puerta de los juzgados por el escándalo Petrobras. Esto ha generado una crisis institucional sin precedentes con reacciones muy violentas por parte de los protagonistas. Dilma ha querido hacer ministro a Lula para evitarle la causa que le instruye el juez Moro, algo que no ha servido y ha debilitado mucho la institución presidencial.

El presidente del Congreso, que tendría que dirigir la votación del 'impeachment' de Dilma, ha sido destituido por otro juez.  El sustituto de ese presidente pretendió anular la votación del 'impeachment', pero le advirtieron de que podría acabar en la cárcel y se echó atrás. No se sabía el resultado del Senado, si llegaría al 50% de los senadores, ya que sí había llegado a los dos tercios en el Congreso, que era el requisito previo. Pues bien, no solo llegó al 50% en el Senado, sino que consiguió los dos tercios. Y esto tiene su miga y sus consecuencias. En este momento,  Dilma está suspendida por 180 días y se tiene que volver a votar al final de ese periodo, y en el Senado se requeriría en esta segunda votación esos dos tercios que en la primera no eran necesarios. Y visto lo votado en la primera es fácil pensar que se producirá.

Brasil es un gran país, bello, admirable en muchos, muchísimos aspectos

La guerra que se ha vivido entre los tres poderes del estado, el legislativo, el judicial y el ejecutivo, ha sido sangrienta y bochornosa. Ha sido la muerte de un mito, Lula, y el desprestigio absoluto de Dilma, su gobierno y su partido.

Brasil es un gran país, bello, admirable en muchos, muchísimos aspectos, lleno de posibilidades, con una clase dirigente empresarial educada y competente, con vocación democrática sin duda alguna. También tiene una diversidad en su población tanto por ascendencia étnica como últimamente también religiosa por el impulso de las iglesias evangélicas que podría convertir en un acervo o riqueza extra como ha hecho Estados Unidos o Canadá.

¿Qué le falta a Brasil? Quizás es la administración institucional insuficientemente fuerte, es posible que sea necesario una ampliación todavía mayor de la clase media, puede ser que la reinversión de los excedentes económicos no sea suficiente en otros modernos sectores de más alto valor añadido.

De todas maneras, Brasil es el país del futuro y siempre lo será. Su inmensidad geográfica, sus riquezas naturales, su gran población. Lo tiene todo. Solo tiene que superar sus debilidades.

Juan Soler

Senador de España

Juan Soler

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