miércoles, abril 24, 2024
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Historia, aventuras e intrigas de ficción en ‘El templo de la luna’

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Fernando J. López del Oso (Madrid, 1974), biólogo de profesión y experto en el mundo de los viajes y el ecoturismo, debuta en el campo de la novela con El templo de la luna, ganadora del VI Premio Minotauro de Ciencia Ficción y Literatura Fantástica. A pesar de haber escrito y publicado ensayos, el autor confiesa que nunca se había sentido tan cómodo escribiendo como en esta ocasión, y que escribir novela «encajaba con la idea que tenía desde pequeño» con respecto a lo que podía significar ser un escritor.

López del Oso define su novela como un libro de aventuras que tiene como objetivo principal «entretener al lector, evadirle». Para lograr tal propósito propone un fantástico viaje de la mano de un joven arqueólogo, Julián Curto, con quien el lector explorará el pasado de alguna de las culturas precolombinas más fascinantes, como los Inca y los Sicán. Un encargo llevará al protagonista a buscar un objeto legendario, que encierra más de lo que parece; pero la historia no sólo reposa en la arqueología, sino que también conduce al lector hacia el camino de los contactos extraterrestres.

«La novela planta bien sus raíces en la arqueología e historia más ortodoxas, pero a más de un lector le sorprenderá saber que algunas de las cosas más extrañas que aparecen están sacadas, precisamente, de manuales de arqueología», explica el escritor, quien en la novela se acerca a algunos de esos aspectos que no terminan de encajar en la Historia «oficial».

Una novela para todos los públicos

Hasta la fecha, El templo de la luna ha cautivado a los «apasionados a los enigmas arqueológicos», que disfrutaron reconociendo algunos de los temas más sugerentes del pasado y fueron desvelando los misterios al lado de Julián Curto, hasta otros lectores que no conocían de cerca estos temas, pero que se quedaron «enganchados con la aventura que vivían Julián y el resto de los personajes», recuerda López del Oso, para quien su mayor triunfo es lograr que la obra «sea apreciada».

Gran amante de los viajes aventureros y miembro de un grupo de espeleólogos y aventureros españoles que colaboran con arqueólogos y científicos de todo el mundo, Fernando J. López del Oso ha utilizado estos conocimientos para crear al personaje de Julián, «un devorador de la vida, ávido de conocer, de saber, de hacer y de vivir». Otra de las características que definen al protagonista de la historia es que no se conforma con la verdad establecida, y recorre el mundo para comprobar por sí mismo qué hay detrás de las cosas.

«Es extraordinario participar en expediciones en pleno siglo XXI; Perú y Egipto, que son los dos escenarios principales en los que se desarrolla la novela, son también dos de los países que más me han impresionado. Hay tanto que contar sobre ellos todavía…», dice el autor.

Un posible nuevo Indiana

Preguntado sobre si Julián podría ser comparado con un joven Indiana Jones, el escritor, entre risas, afirma: «Ya la gustaría a Indi». «Si uno suma un arqueólogo con una aventura en pos de un objeto de leyenda, que además resulta que es mucho más de lo que parece, es inevitable que la referencia de Indiana aparezca en nuestra imaginación. Y está bien que sea así», sostiene.

Y ya que se menciona a Indiana, es imposible no llevar esta cuestión al terreno de las adaptaciones cinematográficas. Además de lector, Fernando J. López del Oso es un apasionado del cine, y reconoce que le inspira igual «una buena película que una buena novela». «Tengo la sensación de que ya imagino incluso en lenguaje cinematográfico: veo la escena en mi mente, exactamente igual que podría verla en una pantalla, y después utilizo las técnicas a mi alcance para trasladar eso a palabras», explica, reconociendo con orgullo que muchos lectores le han comentado que más que leer la historia, la veían directamente.

Comparaciones aparte, el escritor considera que su personaje «es alguien rico y profundo que va mucho más allá del simple arquetipo de aventurero». Pero Julián no es el único personaje con peso dentro de la novela, ya que en la búsqueda que le lleva a Perú se topará con una mujer «poderosa y de ideas muy claras», Ilse Skozery, una persona que no permitirá que nada ni nadie se interponga entre ella y sus objetivos.

López del Oso afirma que, pese a que escribir la novela le ha llevado mucho tiempo, ha disfrutado todo el proceso, aunque reconoce que quizás lo más difícil ha sido «aceptar que la historia vaya imponiendo su propio ritmo», y que las cosas sean diferentes a lo que él había imaginado en un principio. Al final, el autor ha plasmado el tipo de historias que más le gustan como lector -aquellas en las que suceden cosas, con personajes que cautiven y con situaciones que se salgan de lo cotidiano- en su novela, con lo que está muy satisfecho de su trabajo.

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