jueves, abril 25, 2024
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Misiles electorales en Irán

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No es el misil lanzado ayer por Irán el primero de los suyos capaz de impactar en Israel, aunque sí el primero que se emplea como artificio de imagen en una campaña electoral propia. Y se produce el lanzamiento, además, cuando está caliente la silla de la Casa Blanca en que se sentó Benjamin Netanyahu, el primer ministro israelí, en su reciente visita al presidente Obama para hablarle de cuán inaceptable significa y resulta la República Islámica para la seguridad de Israel.

Posiblemente, en la misma silla calentada por Netanyahu, allí junto a la chimenea del Despacho Oval, se sentarán en sucesivo turno y durante estos días el presidente egipcio Mubarak y el presidente de la ANP (Autoridad Nacional Palestina), Mahmud Abbas, tan políticamente opuestos a Irán como el propio Netanyahu. En sus respectivas carnes han sentido los tres que también Hamas fue un misil -estratégico- del que los iraníes se sirvieron a últimos de diciembre para demoler el proceso de paz palestino, negociado con el anterior Gobierno judío, cuando tal proceso se encontraba muy cerca de atracar en el puerto del nuevo Estado.

En medio de ese trebolillo se encuentra Barack Obama con su intento de arreglar el lío en Oriente Próximo, mediante un acuerdo entre Israel y los palestinos, y en Oriente Medio, con un cambio sustancial en las relaciones de Washington y Teherán, inexistentes desde que existe la República Islámica de Irán. La cosa es tan peliaguda como la propia imposibilidad de que el camello evangélico pase por el ojo de una aguja. Al fin y al cabo, la destrucción de las relaciones irano-americanas fue el hecho constituyente del sistema impuesto por la revolución islámica del ayatolá Jomeini. Recomponerlas significa tanto como modificar tal sistema por vía de refundación.

Y en cualquier caso, aunque sólo fuera para plantear la más mínima reforma en el estatus actual de no relación, el presidente Mahmud Ahmadineyad no habría de salir reelegido en las inmediatas elecciones, durante el próximo mes de junio. Es cartucho el actual presidente que ya fue disparado con el asunto del desafío nuclear, y es otro diestro el que se necesitaría en Teherán para lidiar el toro del arreglo con Washington. Por eso, sin decirlo con palabras aunque sí con hechos, Ahmadineyad apuesta por la reelección mostrando el músculo misilístico de su política, por ver si suena la flauta… Porque es la autoridad clérico-judicial, que criba las candidaturas conforme las instrucciones de Al Jameini, la Autoridad Suprema del régimen, la que encauza los resultados de los votos mediante la elección que ella hace de los candidatos. Así pasó con Jatami, el anterior presidente, que era un distinguido profesor universitario, y así puede ocurrir ahora con Ahmadineyad: un conspicuo energúmeno que adorna sus desmesuras mediante fraternas proximidades con el gorila rojo de Caracas.

Ahmadineyad parece defender su reelección como gato panza arriba, además de con palabras como puños, con hechos tales como la prueba de misiles de alcance cada vez mayor, y todos con un radio de alcance que incluye a Israel y a las bases militares norteamericanas en Arabia, que ponen cerco a los nuevos persas al nada módico precio, en su día, de provocar el nacimiento de Al Qaeda. Muy claro parece, por tanto, que el último misil iraní, un Sejil 2, apunta contra la apuesta de Obama de arreglar las cosas con Irán. El amigo de Chávez, en clave nacionalista, quiere salir reelegido en junio.

José Javaloyes

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